Vivir la Navidad entre rejas
La Pastoral Penitenciaria acompaña durante todo el año a los privados de libertad, pero en estas fechas navideñas hace un especial esfuerzo para atenderlos a ellos y sus familias. Muchas son las actividades que se han organizado para hacer de estos días algo más especiales.
Así, por ejemplo, el pasado 16 de diciembre tuvo lugar una celebración del Perdón en los distintos centros penitenciarias. La ceremonia comenzó con una celebración comunitaria que incluyó reflexión, oración y cantos. Posteriormente, hubo tiempo para las confesiones personales, que culminaron con la celebración de la Eucaristía.
Igualmente, el 23 de diciembre, monseñor Santiago Gómez, Obispo auxiliar de Sevilla, celebra la Misa de Navidad en Sevilla I, a las cinco de la tarde. El resto de prisiones serán atendidas por sus capellanes. El Delegado diocesano de esta Pastoral, el trinitario Pedro Fernández Alejo, apunta que “la participación en este tipo de eventos es muy alta, alcanzando los 200 presos en la Eucaristía”.
Otro momento importante de la Navidad es la entrega de regalos de los Reyes Magos que está prevista para el 3 de enero en el CIS y la Unidad de madres, y un día más tarde en el resto de centros. “Organizamos una gran fiesta de la alegría y la ilusión para los presos”, señala el trinitario, que además destaca la participación de las familias: “las mujeres o madres de los presos acuden con los hijos de estos para celebrar el día juntos”. Igualmente emocionante es el montaje de Belenes o Nacimientos dentro de las cárceles: “los presos se esmeran, explotan su creatividad y presentan Belenes enormes, preciosos y muy originales”. Y además, explica, lo hacen sabiendo qué representa y simboliza: el Nacimiento del Hijo de Dios.
“La Navidad, para muchos presos, es vivida con intensidad y profundidad”, señala del delegado. Pero la atención de la Pastoral Penitenciaria en estas fechas no se queda dentro de los centros, sino que atiende y acompaña a las familias de los presos. “Estamos ahí presencialmente para que sientan el calor de los cristianos y de la Iglesia, porque a veces los que están fuera sufren tanto o más que el privado de libertad”. Por este motivo, Pedro Fernández hace un llamamiento a toda la sociedad, especialmente a los cristianos, instando a “orar y actuar por los presos, es decir, acogerlos, integrarlos, atendiendo a sus familias con gestos y detalles que sólo la Iglesia puede darles”.