TESTIMONIO DEL III ENCUENTRO DE PASTORALES UNIVERSITARIAS DEL SUR
Los universitarios que no pertenecíamos a la diócesis de Jaén, tuvimos la suerte de alojarnos en el colegio de Los Maristas, donde la convivencia fue uno de los puntos esenciales para conocernos y así compartir el amor incondicional que tenemos hacia Dios. Y es que Él está siempre presente entre nosotros, en cada uno de nuestros rostros, sonrisas, gestos, cantos, lágrimas… Nos dimos cuenta de que Dios jamás nos abandona, sino que nos ama, protege y comparte su vida con todos a través el evangelio.
En este encuentro hemos tenido el privilegio de conocer la belleza de la Catedral de Jaén desde una perspectiva diferente, lo que la pastoral universitaria de Jaén ha denominaba “Sol-fe-ando”. Consistía en una ruta nocturna por los sitios más emblemáticos del templo, donde nos mostraban la grandeza del Señor mediante la música y del arte. Está visita del viernes culminó con una vigilia de oración en la capilla del Sagrario donde cada uno de nosotros, a pesar del cansancio, oraba junto a Dios como si fuera la última vez que estaría a su lado. El momento clave y más emotivo de esta vigilia fue la adoración de la cruz, ya que todo aquel que quería se acercaba y se postraba ante el Señor, liberándose de cualquier miedo y dejando inundar sus vidas por el infinito amor que Dios nos profesa.
El sábado estuvimos visitando algunos de los lugares más importantes y conocidos de Jaén, Úbeda y Baeza. Nos dividimos en diferentes grupos y nos mostraron la historia de aquellos preciosos parajes y los personajes más reconocidos. En los viajes de un sitio a otro no faltaban los cantos, los bailes de sevillanas, las risas, las fotografías… La mayoría de los lugareños se quedaban perplejos al ver a tantos jóvenes demostrando su fe por las calles, sin miedo al “qué dirán”, pero esto formaba parte de nuestra evangelización. Antes de regresar a Jaén asistimos a misa en el Oratorio de San Juan de la Cruz, el convento de los Padres Carmelitas Descalzos en Úbeda. En Jaén disfrutamos de una exquisita cena, pero… aún quedaba lo mejor: la adoración al Santísimo. Esta última vigilia fue un verdadero encuentro con el Señor en el cual no faltó el Sacramento de la reconciliación, y muchos corazones rotos encontraron el consuelo y la paz. Estoy segura de que nadie salió de allí sin dar gracias a Dios por este memorable encuentro y por el regalo que nos ha dado con cada una de las pastorales. Al volver al colegio, parecía que el día había llegado fin, pero antes de dormir nos reunimos todos al son de una guitarra, cantos, risas y más bailes que mostraban nuestra energía y alegría a pesar del cansancio. Esta reunión culminó con el rezo del Padrenuestro, dando de gracias a Dios y a nuestra Madre la Virgen por regalarnos este maravilloso fin de semana.
El domingo, día del Señor, tocaba despedirse para volver a nuestra rutina diaria. Comenzó con una oración en la capilla del colegio donde compartíamos peticiones en voz alta. Seguidamente pudimos disfrutar de un video que resumía lo mejor de la JMJ de Río de Janeiro. Sin duda de las frases a destacar de nuestro queridísimo Papa Francisco sería: “Vayan, sin miedo, para servir”. Seguidamente nos dividimos en seis grupos para poner en común una serie de preguntas y compartir con todos de qué modo hacemos apostolado en nuestro día a día. Como no podía ser de otra manera la guinda del encuentro fue la Santa Misa, la cual la presidió el Obispo de Jaén. Tanto él como la comunidad se mostraron muy felices e ilusionados de ver allí a tantos jóvenes reunidos.
A pesar de que hoy está muy presente en mí la melancolía, también estoy esperanzada y sobrecogida porque nos veremos en Antequera el año que viene, en el cuarto encuentro de jóvenes universitarios católicos de las diócesis del sur. Gracias a todos por formar parte de esta gran familia, en especial a Jaén por haber hecho posible esta vivencia inolvidable.
Un abrazo.
Mirian Moreno Millán.
