Arte urbano para “mirar, dibujar y compartir” San Bartolomé
A veces, cada vez con más frecuencia, las intervenciones sobre el patrimonio ofrecen posibilidades inimaginables para la recreación artística, compartir experiencias y acercar la obra a un público que, de lo contrario, probablemente pasaría de largo sin tomar conciencia de su peso histórico y artístico, con tantos signos que evidencian el paso del tiempo, el progreso de un barrio y el desarrollo de sus habitantes.
La restauración de la torre de la iglesia parroquial de San Bartolomé está siendo aprovechada por sus responsables para “integrar la obra en un vecindario” que no pierde detalle de los cuidados que está recibiendo un edificio tan necesitado de atenciones. Desde que se colocaran los andamios en torno a la torre (el pasado mes de enero), se pensó aprovechar este lienzo improvisado para informar al público sobre lo que se está haciendo y, sobre todo, implicarlos en los trabajos por medio del arte. Y aquí intervienen los urban sketchers, un movimiento social emergente de dibujantes, profesionales y aficionados, que organizan quedadas para dibujar juntos en plena calle. Una de las quedadas más recientes, con la etiqueta #sketchcrawlsevilla para su difusión en redes sociales, ha tenido lugar en la antigua judería sevillana. Para más detalles, en el lienzo de diez metros de largo por dos de alto que se ha instalado en torno al cajón de obra de la torre de San Bartolomé.
Lola Robador, arquitecta encargada de esta restauración, valora muy positivamente la iniciativa –“una obra de arte dinámica”, apunta-, que tiene entre sus más animosos impulsores a José María Lerdo de Tejada, Alfonso García o Rafael Llacer, “grafiteros con acuarelas” que van convirtiendo la base del revestimiento de la obra en un reflejo artístico que “ayuda a crear conciencia social sobre la importancia del paisaje urbano, el conocimiento y la recuperación del arte, así como la participación ciudadana”. Cada mes, el panel que protege esta zona de trabajo del andamio cambiará formas y colores para que el público esté al corriente del proceso restaurador.
Robador reconoce que estas experiencias en carteles y cerramientos de obras son “elementos estéticos que ayudan a difundir el patrimonio e interactuar con vecinos y turistas. De esta forma –añade- recuperamos la memoria dando a conocer un rico patrimonio”. Esta relación con el público se concreta en dos etapas. La primera es la que están desarrollando los urban sketchers, dejando constancia de su mirada sobre la parte central de la valla; y la segunda tendrá como protagonistas a los niños, que podrán hacer sus pinitos como dibujantes en el tramo inferior de la misma.
Riqueza cromática del campanario
De alguna manera, la riqueza cromática que está ennobleciendo el vallado exterior tiene mucho que ver con lo que el equipo de la empresa Marve está encontrando conforme avanza en las tareas de limpieza y auscultación del campanario. Robador destaca esta variedad de colores y matices que ofrece el interior de la torre, así como el sistema de iluminación natural de su interior, “con detalles que hablan muy bien de la forma en que trabajaban, por ejemplo la cerámica, en aquella época”. ”Llama la atención la exquisitez de un trabajo bien hecho, sobre todo teniendo en cuenta los medios que tenían a su alcance cuando levantaron y decoraron la torre”, subraya.
Campaña pro restauración de la torre
La restauración va por buen camino. Los operarios se encuentran en la actualidad en pleno proceso de resanado de la cubierta del campanario, y realizando catas en diversos elementos constructivos. Esto es solo el principio, y queda por delante buena parte de un proyecto que cuenta con distintas iniciativas paralelas tendentes a potenciar la implicación del barrio, del resto de sevillanos y de los turistas que, muchas veces sin saber cómo, acaban delante de una de las joyas escondidas de la Sevilla de intramuros.
El párroco, Juan José Sauco, es uno de los mayores propagandistas de esta campaña con la que se aspira a recaudar fondos que posibiliten la restauración de las fachadas, sus singulares esgrafiados y su riqueza cromática. Un tesoro escondido que podría ver la luz con la colaboración de todos.