Monseñor Asenjo en las ordenaciones sacerdotales: “Sed testigos de la verdad de Dios”
La Archidiócesis hispalense cuenta desde esta mañana con siete nuevos sacerdotes.
En una ceremonia celebrada en la Catedral hispalense, el Arzobispo de Sevilla ha ordenado a ocho nuevos sacerdotes, siete diocesanos (Antonio Salvago, Salvador Diánez, Álvaro Montilla, José Luis López, JoséIván Martín y Francisco José Fernández, todos ellos del Seminario Metropolitano; y Ariel Figueroa, del Redemptoris Mater) y un sacerdote paúl, Francisco Javier López.
Pese a las altas temperaturas, los ahora sacerdotes han estado rodeados de numerosos familiares, amigos, paisanos, compañeros seminaristas y del clero diocesano. Estos ocho diáconos han dicho sí al Señor; han recibido un grado más en el
ministerio que no es más que el punto de partida -no la meta- de su vocación.
Defender «la dignidad inalienable del hombre»
Monseñor Asenjo ha comenzado su homilía pidiendo a los presentes que dieran las gracias a Dios “por el don de estos nuevos sacerdotes”.
A continuación, ha dirigido palabras de gratitud, de ánimo y algunos consejos a los recién ordenados. El Arzobispo ha empezado recordando a san Juan Bautista, en la víspera de su solemnidad: como a él, “el Señor os ha llamado desde las entrañas maternas. Antes de que vierais la luz, sin mérito alguno de vuestra parte, ha pronunciado vuestro nombre y os ha elegido para haceros luz de las naciones, para que su salvación llegue hasta el confín de la tierra”. En referencia a esta figura, ha recordado que es “el hombre-vedad, que no halaga los oídos de los poderosos, ni se arrodilla ante Herodes como caña agitada por el viento, del testigo de la luz, que predica la verdad, vive en la verdad y dice siempre la verdad, que defiende los derechos de Dios y sella con su sangre su fidelidad a quien anuncia”. Y ha apuntado que san Juan Bautista puede enseñarles a “ser siempre testigos de la verdad del hombre, de su dignidad inalienable y de sus derechos sagrados, especialmente de aquellos que no tienen voz, de las víctimas de las injusticias, a quienes tenemos que servir, defender y acompañar”. Pero, sobre todo, ha advertido, “habréis de ser testigos de la verdad de Dios. No la acalléis nunca por miedo, pusilanimidad o por cálculos humanos injustificables. No os avergoncéis nunca de Jesucristo y de su Evangelio. Sed siempre testigos y abogados del Absoluto de Dios”.
En esta línea, el Arzobispo ha reconocido que, en algún momento, “ser servidores de Jesucristo y de su Evangelio puede traer sufrimientos, soledad, pobreza o menosprecio”, por lo que ha recomendado a los entonces candidatos que entonces “arda siempre en vuestro corazón el fuego ardiente del seguimiento de Cristo, el fuego ardiente de la salvación de vuestros hermanos, el fuego ardiente del amor a la Iglesia y a su presencia y acción santificadora en nuestro mundo”. Y ha concluido esta parte de su homilía haciendo hincapié en la importancia y necesidad de ser “fieles discípulos de Jesucristo, en el modo de pensar, en el modo de sentir y juzgar, y sobre todo en el modo de vivir”.
Más adelante, don Juan José se ha referido a algunas tentaciones en las que pueden caer los sacerdotes, ante las cuales ha pedido precaución y humildad: “no viváis pendientes de los halagos ni de los aplausos de nadie. No caigáis en la tentación de convertir vuestro ministerio en un escaparate, en una plataforma de prestigio o de exaltación personal. No os sintáis nunca dueños de vuestro ministerio ni de vuestras comunidades”.
Igualmente, ha recordado a los veinticinco presbíteros fallecidos en la Archidiócesis hispalense el pasado año, un dato que asegura es “una llamada inequívoca del Señor a que nos impliquemos todos en la pastoral de las vocaciones”. Para ello, ha insistido en que los ordenandos deben dar “testimonio de vida santa, orando, predicando, interpelando en el confesionario y en la dirección espiritual a los jóvenes, y acompañando a los que ofrezcan señales de vocación”.
Por último, monseñor Asenjo Pelegrina ha terminado su homilía aconsejando a los ya nuevos sacerdotes poner a la Virgen María “en el centro de vuestro corazón; poned en sus manos vuestro sacerdocio”.
Entrevista a los nuevos sacerdotes
Fotografías de Miguel Ángel Osuna