XI Encuentro de la Acción Conjunta contra el Paro: «No nos dejemos robar la esperanza de un trabajo decente”
Bajo el lema ‘No nos dejemos robar la esperanza de un trabajo decente’, la Acción Conjunta contra el Paro (ACCP) ha celebrado su XI Encuentro diocesano en el Seminario Metropolitano de Sevilla. ACCP es una iniciativa de las delegaciones de Pastoral Social-Justicia y Paz, Migraciones, Cáritas Diocesana, Pastoral Obrera, Pastoral Penitenciaria, Fundación Cardenal Espínola, Hermandad Obrera de Acción (HOAC), Hermandades del Trabajo (HHTT), Movimiento Cultural Cristiano (MCC), Movimiento de los Focolares y la representación en Sevilla de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER).
En esta ocasión, el encuentro, al que han asistido alrededor de un centenar de personas, ha consistido en una mesa redonda moderada por la periodista y presentadora Susana Herrera y en el que han participado Ildefonso Camacho, jesuita, doctor en Teología y licenciado en Ciencias Económicas; José Ignacio García, doctor en Economía y catedrático del Área de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad Pablo de Olavide; y Manuel Loza, presidente del Comité de Empresa del Ayuntamiento de Sevilla, secretario de la sección sindical de Comisiones Obreras (CC.OO.) y militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica.
El encuentro ha comenzado con una contextualización de la situación del mercado laboral que vivimos actualmente. Diego Márquez, delegado de Pastoral Obrera de la Archidiócesis de Sevilla ha puesto de relieve que «más del 58% de los trabajadores de Sevilla no llega a ser mileurista. Esta acción es una respuesta comunitaria de la Iglesia de Sevilla ante la deshumanización del trabajo.» Así, la reflexión central del diálogo generado posteriormente ha girado en torno al futuro del trabajo humano, las posibilidades y dificultades para un trabajo digno y cómo trabajar y defender este tipo de trabajo.
Creatividad, protección para todos y un servicio público decente
El diálogo entre los tres ponentes ha puesto sobre la mesa el valor del trabajo decente desde tres perspectivas: la de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), la de la economía y la de la defensa de un trabajo digno que conduzca al diálogo y a un compromiso esperanzador.
De esta forma, José Igancio García ha defendido la necesidad de proteger a los trabajadores de una manera universal, ofrecer un contrato indefinido que mejore las condiciones y los derechos de 11 de los 20 millones de trabajadores en España que poseen contratos temporales, de autónomos o se ven en la misma situación de desprotección. Una medida que debe sumarse a un aumento de las normas y el compromiso de las empresas. Como complemento a lo expuesto, Ildefonso Camacho ha añadido que debemos incluir la creatividad como una variable dentro del camino del empleo que conduzca a una dignidad laboral para todos sin perder lo conseguido hasta el momento en cuanto a los derechos de los trabajadores. Por su parte, Manuel Loza ha compartido la experiencia de trabajo que viven en el Ayuntamiento de Sevilla y ha defendido el empleo público como ejemplo de aquello que defendemos. Un empleo que ofrezca salarios dignos, permita promocionar y conciliar la vida familiar con la laboral.
Después de esta exposición se ha establecido un diálogo entre los miembros de la mesa y el público que ha destacado la inquietud y la llamada a la que, como Iglesia y miembros activos de la sociedad, estamos obligados a responder y a reclamar a los poderes públicos y a las empresas, responsables principales de las condiciones que sufre el mercado laboral.
Tras cinco años de trabajo, la ACCP continúa su labor de reflexión y concienciación sobre la realidad del desempleo y el trabajo precario, dentro del marco de la Campaña mundial por el trabajo decente y que en la Archidiócesis de Sevilla se manifiesta con la campaña ‘Contra el paro y la pobreza, ¡trabajo decente! como Dios quiere’.
Para esta ocasión, las entidades promotoras de la Acción Conjunta contra el Paro han elaborado un comunicado en el que denuncia las condiciones laborales en las que se encuentran hoy muchos trabajadores que asumen horarios y salarios precarios como única solución y alternativa al desempleo. «Necesitamos una economía y una empresa cuyo funcionamiento parta de la centralidad de la persona y esté al servicio de ella, de la familia y de la sociedad», afirma.