La respuesta de Cáritas a los problemas de la infancia
España cuenta con un sistema de protección social a la infancia “débil”, a diferencia de la mayoría de los países de la Unión Europea. Y ante ello “debemos responder y posicionarnos”. Así opina Eva Torres, técnica de Proyectos de Infancia y Juventud de Cáritas Diocesana. Siendo conocedores de la realidad de pobreza infantil presente en España, donde más del 30 % de la población menor de 16 años está en riesgo de pobreza y exclusión social y siendo, además, Sevilla, una de las provincias andaluzas donde la población infantil es de mayor índice con respecto al resto, “nos sentimos llamados a dar respuesta en nuestros barrios y pueblos”.
La respuesta de Cáritas Diocesana se plasma en los trece proyectos que desarrollan sendas Cáritas parroquiales y a los que acompaña técnicamente.
En estos talleres se desarrollan distintas áreas que pretenden atender las necesidades y dificultades escolares de los menores por medio del apoyo escolar; trabajar la educación en valores y hábitos saludables a través de manualidades, charlas formativas o dinámicas grupales; espacios de huertos como acercamiento y cuidado de la naturaleza; oferta de ocio y tiempo libre saludable; y, sobre todo, trabajar de manera integral y con las familias “como responsables directos de la educación de sus hijos”.
Para lograr todo ello, los proyectos dirigidos a la infancia y juventud cuentan con la colaboración de casi 180 voluntarios. “En su mayoría, se tratan de personas jóvenes que están finalizando sus estudios universitarios, en edad laboral y con buenos deseos e ilusión de aportar su grano de arena en estas realidades. También, hay un nutrido grupo de personas jubiladas que, en su mayoría, han trabajado en el ámbito escolar o social (profesores, educadores, animadores socio-culturales, médicos, enfermeras…)”, explica Torres.
En cuanto a los menores atendidos, todos cumple un mismo perfil: niños y jóvenes cuyas edades oscilan entre los 5 y 18 años, que proceden de familias atendidas por las Cáritas parroquiales por encontrarse en riesgo de exclusión social y con escasos recursos económicos. “En muchos casos, son chicos que presentan necesidades educativas y requieren de apoyo escolar; la mayoría no tienen posibilidad de disfrute de vacaciones en periodo estival; y tienen las habilidades personales y sociales poco desarrolladas. Pese a ello se trata de niños con mucho potencial y con muchas ganas de explotar sus capacidades, alegres y llenos de afecto para dar, aunque son revoltosos casi todos y con mucha energía. Les encantan las manualidades, jugar, bailar, cantar y trabajar en el huerto”.
Además, desde Cáritas Diocesana, se inicia una relación de coordinación con los centros escolares de los menores atendidos, de cara a establecer líneas de actuación en pro de los niños. Por otro lado, “se realizan coordinaciones para fortalecer el tejido comunitario y en red con los Servicios Sociales municipales, hermandades, centros de salud y asociaciones del barrio”, concluye Eva Torres.
Reportaje publicado en el nº 186 de la revista diocesana ‘Iglesia en Sevilla’