174 años de tradición educativa “familiar y cercana” en el barrio de Santa Cruz
Cualquier familia que se esté planteando dónde matricular a sus hijos para el próximo curso habrá caído en la cuenta de que resulta complicado encontrar un centro que no ofrezca ya las herramientas y estándares docentes que marcan la legislación vigente y la práctica educativa. Cuando comprueban que bilingüismo, la adaptación de las aulas a las nuevas tecnologías o las dinámicas de trabajo corporativo son una realidad en todos ellos, se ven en la necesidad de acudir a otros aspectos intangibles, menos cuantificables pero que distinguen un colegio, una escuela en la mejor de las acepciones, de un centro en el que se imparten clases. Esos detalles que configuran “el alma de un colegio” y que terminan por definir el carácter, la idiosincrasia del colegio, los valores que lo alumbran y que lo diferencian del resto.
El Colegio Diocesano San Isidoro lleva 174 años prestando un servicio impagable a muchas generaciones de niños y adolescentes que llevan a gala su paso por este enclave educativo del barrio de Santa Cruz. El azulejo que recibe desde hace décadas a los alumnos junto a la puerta de la calle Mateos Gago es un adelanto alegórico de los ideales que iluminan una forma de crear escuela, de formar personas y acompañar el itinerario de fe de los 260 alumnos que dan vida a sus aulas.
El Colegio, al igual que el resto de centros diocesanos, ofrece una formación integral, adecuada a las demandas formativas de la sociedad, con un nivel y exigencia que capacitan a los alumnos para la formación superior. Sin duda, los valores del Evangelio definen una forma de ser, y están por ello muy presentes en la tarea docente, tal y como se concibe en la programación educativa y pastoral del Colegio Diocesano San Isidoro, “un colegio de familias para las familias”, como se encargan de subrayar los padres que esperan la salida de sus hijos de este centro diocesano perteneciente a la Fundación Diocesana de Enseñanza ´Victoria Diez´
Nuestra misión es convertir en clave educativa las Bienaventuranzas del Evangelio para que sean ellas las que impregnen el modelo de educación integral que perseguimos para nuestros alumnos, fomentando la adquisición de virtudes, hábitos intelectuales y técnicas de trabajo y estudio, aplicado una metodología abierta y flexible y una atención individualizada a los alumnos y a las familias.
Almudena Abaurrea, directora del centro, explica que «en San Isidoro, se educa evangelizando, queremos que nuestros alumnos/as aprendan a ser la mejor versión de sí mismos, buscar la excelencia personal, poniendo todos sus talentos al servicio de los demás. Para nosotros el centro es la persona y el respeto a su dignidad como tal. Esta es la base de nuestro proyecto educativo, con una clara vocación de servicio a las familias, en sus necesidades y posibilidades».
En otro ámbito, destaca la atención de la diversidad del alumnado y las necesidades específicas que se van planteando, siendo fundamental el trabajo que se desarrolla en el aula de necesidades específicas de apoyo educativo, donde contamos con un personal especializado coordinado con el profesorado, que apuesta por una enseñanza inclusiva e igualitaria en todos los niveles.
Personas respetuosas, con un alto compromiso del deber, conscientes de su papel en una sociedad a la que servirán el día de mañana, y con ese plus humanista que se deriva del modelo que han recibido en “San Isidoro”. Este es el reto de los 14 profesores –maestros, que es como terminan siendo reconocidos- que dedican lo mejor de ellos mismos a una de las tareas tan relevantes como escasamente reconocidas por una sociedad guiada por otros valores y prioridades.