El ecónomo diocesano anima a realizar aportaciones económicas a través del portal Yo dono a mi Iglesia
El Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, envió la pasada semana una carta dirigida a todos los fieles para ayudar a tomar conciencia de la crisis económica en la que se ya se ve envuelta la sociedad, no solo las familias más vulnerables, sino también las propias parroquias, al carecer de ingresos en estos meses de pandemia.
Por este motivo monseñor Asenjo ha hecho una llamada a la corresponsabilidad de todos en el sostenimiento de la Iglesia.
Pero esta campaña de concienciación no es nueva, en ello lleva trabajando desde hace años la Administración Diocesana con el ecónomo Alberto Benito a la cabeza.
Para hablar de ello, Adrián Ríos entrevistó a Benito en el programa El Espejo de la Iglesia, en COPE Sevilla, el pasado 22 de mayo. Además, durante la entrevista el ecónomo explicó la modificación de las deducciones fiscales en los donativos a entidades sin ánimo de lucro y presentó el portal ‘Yo dono a mi Iglesia’, para realizar aportaciones a la Conferencia Episcopal, a las diócesis españolas o a las más de 23.000 parroquias que hay en España.
A continuación, reproducimos la entrevista íntegra, que también puede escuchar aquí.
¿Se puede dar una voz de alarma con respecto a la situación económica de nuestras parroquias?
Siempre digo que las parroquias gastan lo que tienen. Por eso, ante la dificultad en estos dos meses en los que no ha habido ingresos por colectas la situación es difícil pero no crítica. Quizás en alguna parroquia haya más dificultades que en otras, sobre todo porque ha crecido la demanda de las Cáritas parroquiales.
Mayo y junio suelen ser meses de rendición de cuentas en nuestra diócesis. En lo que respecta a la transparencia hemos avanzado mucho ¿no cree?
Sí, desde hace años contamos con un portal de transparencia en la web oficial de la Archidiócesis. También organizamos una rueda de prensa en la que presentamos todas las cuentas de la diócesis, entre las que se integran todas las parroquias y realidades pertenecientes a ella.
Ahora estamos haciendo un recuento del año 2019, que nos servirá de antecedente para estudiar las cuentas de este año que está siendo trágico para tantas cosas.
Sobre todo, porque la diócesis tiene una fuente de ingresos importante en las entradas de la visita cultural a la Catedral y, por el momento, permanece cerrada al turismo. ¿Este ha podido ser uno de los principales descalabros en la economía diocesana?
Sí, para la vida de la diócesis, concretamente para la rehabilitación de edificios, los ingresos de la Catedral eran y son fundamentales. Todo esto se ha venido abajo en cuestión de días. Ahora tenemos que ajustarnos a lo que tenemos.
También hemos avanzado en los distintos modos que se ofrecen para colaborar económicamente, más allá de las acostumbradas colectas de las misas dominicales. Hay nuevas plataformas que facilitan estos donativos.
Efectivamente, desde hace varios años contamos con una herramienta fantástica, el portal ‘Yo Dono a mi Iglesia’. Una plataforma que en estos dos últimos meses ha servido casi como la única forma de participar en la economía de las parroquias. Y que, además, su uso se ha incrementado de forma exponencial, hasta el punto de multiplicar por diez las aportaciones realizadas. Sin duda, este es el futuro porque también facilita la deducción fiscal a final de año.
Por otro lado, estamos explorando otras vías como el cepillo electrónico que ya hay en algunas parroquias o los donativos por bizzum.
En definitiva, hay que adaptarse a los nuevos tiempos.
En esta línea, estamos viendo cierta insistencia por parte de la Iglesia en la conveniencia de las suscripciones periódicas.
Sí, sobre todo por dos razones principales: las suscripciones ofrecen una garantía a la parroquia de poder pagar los gastos fijos de cualquier templo (electricidad, agua, etc.). Por otro lado, la posibilidad de deducir fiscalmente a final de año la cantidad que uno aporta a la parroquia. De hecho, este año ha habido una modificación de la Ley de incentivos fiscales al mecenazgo y a las aportaciones a las entidades sin ánimo de lucro, cuya deducción se ha incrementado hasta el 80 % en los primeros 150 euros. Es decir, de los 150 euros que yo aporto a mi parroquia, Hacienda me devuelve 130. Es una ventaja muy importante.
¿Hay conciencia de corresponsabilidad en nuestra diócesis de Sevilla? ¿Son generosos los sevillanos?
Sí, cada vez más la gente se compromete y la comunidad parroquial es consciente de que tiene que participar en el cuidado y en los gastos del templo. Vamos avanzando, poco a poco.
Yo creo que una de las cosas que va a quedar de la situación que estamos viviendo es precisamente darse cuenta de que la Iglesia siempre está ahí. De hecho, ninguna parroquia se ha paralizado durante la pandemia, sino que los sacerdotes han mantenido su atención pastoral, cada uno con su creatividad ha hecho lo que ha podido con los medios que tenía.
Al respecto, ¿cree que más allá de Cáritas nuestras parroquias tienen una función social?
Evidentemente la parte de Cáritas es muy importante y su ayuda se ha incrementado en los últimos meses. Pero un sacerdote genera también una tranquilidad entre gente creyente o no creyente. Los sacerdotes son signos de esperanza.
Yo creo que donde hay una Iglesia siempre ocurre algo bueno: se producen dinámicas de ayuda y de escucha, se reparten bolsas de comida, se ofrecen sus instalaciones para la donación de sangre, etc.
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