Archidiócesis de Sevilla

El proyecto de mujer ‘Isabel Arias’, de la Cáritas parroquial de Jesús Obrero, no ha cesado su actividad durante el estado de alarma, sino que ha adaptado sus recursos a las medidas exigidas en cada fase de la pandemia. Si bien, trabaja con la esperanza de que la COVID-19 esté controlada pronto para poder reanudar su actividad habitual a partir del mes de septiembre.

Antes del inicio de la crisis sanitaria, la actividad en este proyecto consistía en un Taller de Alfabetización, Costura y Manualidades en el que la mayoría de las participantes eran de avanzada edad. Igualmente, cuenta con otros talleres de Reciclado de Ropa y Tienda y de Arte.

A causa del estado de alarma todos los talleres quedaron suspendidos, lo que significaba que muchos hogares en situación de vulnerabilidad perderían su sustento. Por ello, “se pensaron diferentes alternativas para continuar con la actividad”, señalan desde Cáritas.

El más antiguo de los talleres, el de Formación y Promoción de la Mujer y que da nombre a este proyecto, fue el primero en tomar medidas. “Sus participantes, mujeres muy jóvenes, recibían una preparación laboral, una beca semanal de Cáritas en función del trabajo de reciclado de ropa usada y venta posterior en tienda a familias del barrio. Igualmente, completaban su itinerario con seis horas semanales de formación que abarcaba diversos aspectos”, explican. En coordinación con la Cáritas Parroquial, el voluntariado del proyecto consensuó unos criterios de actuación vía móvil para que las becas semanales se siguieran pagando y poder ayudar así a las familias. Asimismo, se añadiría a éstas una cantidad semanal para compensar la no percepción del beneficio de venta en tienda. En esta línea, también se gestionó la posibilidad de los Economatos Solidarios.

Respecto al Taller de Alfabetización, Costura y Manualidades, la actividad que está desarrollando el voluntariado va en tres líneas: Acompañamiento personalizado de cada una de las mujeres a través del teléfono; interés por sus situaciones concretas; y derivación a la Cáritas Parroquial Jesús Obrero a aquellas mujeres y familias con necesidades concretas de ayuda y alimentación. Esto se suma a la orientación que ofrecen los voluntarios sobre las ayudas institucionales existentes y la forma para acceder a los Servicios Sociales.

Finalmente, para el taller de Arte, el móvil y el WhatsApp, “han sido herramientas y oportunidades para que las alumnas realizaran trabajos solas, sin tener la seguridad que da la presencia del profesor”. Precisamente a raíz de la situación de confinamiento surgió el tema de sus últimas pinturas: las ‘manos que oran’ de Alberto Durero, cuyo resultado “hace una llamada a encontrarse, a entrelazarse, a abrirse a los demás, tan necesario en estos momentos en los que no hay que olvidarse de los más vulnerables”, concluyen.