Agradecer una carta
Recibir una carta, ordinariamente, nos implica responder y más si es para agradecer. Todas las semanas recibo una carta que me “empista” en lo que vivimos y me animan. Son un estimulo para vivir lo que la Iglesia y la sociedad en esa semana, en ese tiempo, quiere vivir, acercar y potenciar. Me refiero a las cartas semanales de nuestro Pastor, nuestro Arzobispo don Juan José.
La de esta semana me inspira responderla y agradecerla, desde este blog. Va dedicada a la “Jornada de la Vida Consagrada”. La he leído con atención, la he reflexionado y, sobre todo, la he orado. Lo primero agradecerle su felicitación a los consagradas/os en su Jornada y en especial en este año dedicado a ellos/as. Gracias por su amor y reconocimiento de la misión que la vida religiosa tiene en la diócesis, que no es poca.
Me ha encantado que nos vuelve a acerca al Papa Francisco para recordarnos cómo vivir la verdadera alegría, que solo desde Jesús y la entrega a Él, nace y se comunica. También nos recuerda el porqué a veces no vivimos esa alegría, ese gozo del Señor, y nos invita a “reverdecer” el amor primero e instaurar en nuestras vidas la centralidad en Dios. Recordar aquel momento que Jesús nos miró, nos llamó, y esa llamada es nueva cada día.
El eslogan de este año “AMIGOS FUERTES DE DIOS” viene inspirado en algo que dijo Santa Teresa. Ella se refería a que en tiempos recios, los de su época, se necesitan estos amigos de Dios para sustentar a los “flacos”. ¿Qué diría hoy la Santa 500 años después? Nuestro mundo también hoy lo necesita, hay mucho dolor, mucha injusticia, muchas pobrezas de todos los tipos. Y una pobreza grande: la ausencia de Dios, la carencia de valores espirituales y humanos.
Nuestro compromiso con nuestra sociedad es hacer visible el rostro de Dios, de testimoniar la alegría que nace del encuentro con el Señor. Solo desde la intimidad de la oración se puede forjar esa amistad que nos empuja a llevar el Evangelio a todos los rincones de la tierra. El Papa nos dijo en la vigilia de apertura del Año de la Vida Consagrada “Despierten al mundo” ”tocando la carne de Cristo que sufre en el pueblo”.
¡Qué misión tan bonita la de llevar a nuestros hermanos el abrazo de Dios! Ponemos en manos de María, la mujer fuerte y valiente, que nos ayude a vivir como amigos fuertes de Dios.
Gracias, Don Juan José. Sus cartas se leen y ayudan, aunque no siempre se contesten. Gracias
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