Año de la Oración | Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna, Capilla de la Fábrica de Tabacos (Sevilla)
El día 3 de marzo de 1974 se bendijo la imagen del Cristo Atado a la Columna, de la popular Hermandad de las Cigarreras, obra de Francisco Buiza. Con motivo de cumplirse el 50 aniversario, contemplamos esta expresiva imagen en la que descubrimos el inmenso sufrimiento de Cristo y su valor redentor.
El Señor Atado a la Columna es una obra tallada en 1974 por el escultor e imaginero carmonense Francisco Buiza Fernández (1922-1983), el cual confiere gran expresividad a esta imagen que aúna fuerza y mansedumbre. Siguiendo las escuetas alusiones a la flagelación que aparecen en los Evangelios (Mt 27,26; Mc 15,15; Jn 19,1), el autor consigue gran exactitud histórica a la hora de plasmar la tortura de la flagelación. Así, muestra a Jesús con las manos atadas mediante una cuerda a la columna, la cual sigue el modelo de la que se encuentra en la Basílica de Santa Prassede de Roma, considerada tradicionalmente la columna en la que fue flagelado el Hijo de Dios. Presenta la espalda, que aparece llena de llagas, moratones y heridas, curvada hacia delante de manera bastante pronunciada, dirigiendo levemente su cabeza hacia su lado derecho mientras retrasa su pierna derecha respecto de la izquierda, equilibrando así la composición. Son reseñables el sudario, que evoca formas propias del siglo XVII, especialmente de Juan de Mesa a quien el autor admiraba, así como el modelado de la abundante cabellera, que cae sobre los hombros, y de la barba bífida.
Toda la carga expresiva de la imagen se concentra en el rostro y en las manos, mostrando un acusado contraste entre la fuerza de las manos crispadas por el dolor y la mirada llena de dulzura y compasión, que hace visible cómo Cristo vive el sufrimiento de la Pasión desde el perdón y la misericordia hacia los que lo están maltratando (cf. Lc 23, 34). De igual modo, la inclinación del cuerpo sobre la columna evoca el pasaje del Buen Pastor que carga sobre sus hombros la oveja perdida (Lc 15, 3-7), haciendo visibles las palabras del Papa Francisco cuando nos recuerda que “el corazón del Buen Pastor está inclinado hacia nosotros” y evidenciando así el carácter redentor y salvífico del dolor. Por ello, San Jerónimo nos dirá: “El Hijo de Dios ha sufrido golpes, la cruz y el látigo por una sola oveja enferma, dejando las noventa y nueve restantes en la montaña”.
Además, el pie derecho ligeramente levantado aporta movimiento al conjunto y hace visible la permanente actitud del Buen Pastor que siempre está dispuesto a salir en busca de la oveja extraviada.
La contemplación del sufrimiento de Cristo en esta Semana Santa nos recuerda que por su encarnación, el Hijo de Dios ha querido compartir el dolor de la humanidad, solidarizándose así con todos los que sufren física o moralmente y nos invita a llevarles la esperanza y la alegría de la Pascua.
Antonio Rodríguez Babío
Delegado diocesano de Patrimonio Cultural
Imágenes de Daniel Villalba
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