ANTE EL AÑO DE LA MISERICORDIA
El pasado 11 de abril el Papa Francisco, mediante la bula Misericordiæ Vultus, convocó el JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA, que se celebrará durante el Año Santo Extraordinario que ha comenzado el 8 de diciembre de este año y concluirá el 20 de noviembre de 2016, para “celebrar el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, profundizar en su implantación y situar en un lugar central la Divina Misericordia, con el fortalecimiento de la confesión”.
No se trata ahora de comentar aquí la importancia y oportunidad de esta convocatoria para la Iglesia, sino de considerar cuál es el papel que las hermandades han de jugar en la misma.
Hay un peligro a evitar: considerar que el papel de las hermandades consiste, exclusivamente, en organizar una serie de actividades, más o menos originales, pensando que así ya han cumplido lo que se espera de ellas. Es conveniente, por tanto, señalar cuáles son las iniciativas propuestas por el Papa y tratar de ajustarlas a la realidad de las Hermandades:
1.- Hacer una peregrinación, porque eso será “una señal de que la misericordia es una meta a alcanzar que requiere compromiso y sacrificio”. En nuestra provincia se han designado como templos jubilares las Basílicas del Gran Poder, Macarena, Cachorro y María Auxiliadora, además de los Santuarios de Consolación (Utrera) y Nuestra Señora de Loreto (Espartinas) y, naturalmente, la Catedral. Para llegar a esos templos jubilares cada uno deberá realizar una peregrinación “de acuerdo con las propias fuerzas”. Estas peregrinaciones pueden ser organizadas por cada Hermandad para sus hermanos y conocidos, especialmente para los Grupos Jóvenes.
2.- No juzgar y no condenar, sino perdonar y donar, mantenerse alejado de las “murmuraciones, movidas por los celos y la envidia y aprovechar lo bueno que hay en cada persona, convirtiéndose en instrumentos de perdón”. Palabras del Papa que parecen dirigidas especialmente a muchas hermandades. Al menos durante el Año de la Misericordia aprender a perdonar y olvidar.
3.- Abrir el corazón a los suburbios existenciales, con una idea clara: esos suburbios existenciales -esas periferias existenciales, como las llama en otras ocasiones el Papa- no sólo están en los barrios marginales; pueden estar en nuestra propia Hermandad, incluso en nuestra familia, cuando excluimos a alguien mediante “la indiferencia que a menudo reina para ocultar la hipocresía y el egoísmo.”
4.- Cumplir con alegría las obras de misericordia corporales y espirituales. A lo mejor es el momento de repasarlas porque se nos han olvidado. (Adjuntamos un enlace para refrescarlas: http://www.senara.com/dir/pdf/Obras_de_Misericordia.pdf).
Esta es una actitud que obliga a todos los hermanos, no sólo a la Comisión de Caridad. Aunque sería muy desear que las actividades de estas comisiones tuvieran un fuerte impulso este año.
5.- “24 horas para el Señor”. Esta iniciativa, a celebrar el viernes y sábado de la cuarta semana de Cuaresma (días 11 y 12 de marzo), tiene como finalidad la adoración eucarística (“momentos de intensa oración”) y, muy especialmente, acercar a todos, especialmente a los jóvenes, al sacramento de la reconciliación, a la confesión.
El Papa ha puesto especial énfasis en esta iniciativa que, desde ahora, ya debería ir preparando cada hermandad.
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