Archidiócesis de Sevilla

MANUEL ARIAS Y PORRES (1702-1717), fundó un Seminario de Niñas Nobles contiguo al convento del Espíritu Santo y regido por estas monjas. Dejó fama de limosnero.

FELIPE ANTONIO GIL DE TABOADA (1720-1722), vino tan enfermo que poco pudo hacer.

LUIS DE SALCEDO Y AZCONA (1722-1741), dejó su biblioteca, inicio de la Biblioteca Arzobispal. Contribuyó  generosamente a la ampliación de la capilla de la Antigua, en la Catedral donde se halla enterrado. En su tiempo tuvo lugar el traslado definitivo del cuerpo de san Fernando a la urna de plata (mayo de 1729 en presencia de la corte).

LUIS ANTONIO JAIME DE BORBÓN (1741-1754), hijo de Felipe V, fue administrador en lo temporal de la  diócesis de Sevilla, ya que no se llegó a ordenar. La diócesis fue regida por coadministradores en lo  espiritual.

FRANCISCO DE SOLÍS Y FOLCH DE CARDONA (1755 – 1775). Fue coadministrador de la diócesis por el cardenal Borbón de 1749 hasta 1752, año en el que pasó de obispo a Córdoba. Es promocionado a la sede hispalense el 17 de noviembre de 1755. Benedicto XIV lo creó Cardenal con el título de los Santos Doce Apóstoles, el 5 de abril de 1756. De talante liberal, en su tiempo ocurrió la expulsión de los jesuitas (1767). Pero destacó por las cuantiosas limosnas que repartió, en dinero, fanegas de trigo y hogazas de pan, siendo los conventos femeninos los más favorecidos.

FRANCISCO JAVIER DELGADO Y VENEGAS (1776-1781), natural de Villanueva del Ariscal (Sevilla), tan sólo  estuvo un año en la diócesis como arzobispo, residiendo en la corte y nombrado por el rey Patriarca de las Indias Occidentales.

ALONSO MARCOS DE LLANOS Y ARGÜELLES (1783-1795), se distinguió como arzobispo ilustrado: a su empeño  por la elevación cultural del clero unió su preocupación por el aspecto espiritual, con ejercicios  espirituales especialmente encargado al beato Diego José de Cádiz. Aumentó la dotación de la Biblioteca Arzobispal y la abrió al público en 1792.

ANTONIO DESPUIG Y DAMETO (1795-1799),  su estancia en Sevilla se redujo a unos meses. Llamado por  Godoy en embajada a Roma, por razones políticas es obligado a renunciar a la diócesis hispalense.