Benacazón acoge la Vigilia diocesana de Espigas
El pasado fin de semana se vivió en Benacazón la Vigilia Diocesana de Espigas, organizada por los Consejos Diocesanos de ANE y ANFE y la Sección de ANFE de Benacazón, cuya Eucaristía fue presidida por monseñor Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla, acompañado por Teodoro León, Vicario General de la Archidiócesis y Director Espiritual de la Adoración Nocturna Diocesana.
En la Vigilia se dieron cita cerca de un centenar de adoradores y adoradoras de la Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española (ANE y ANFE) de toda la Archidiócesis de Sevilla, para adorar a Jesús Sacramentado.
Recepción y Procesión de Banderas
La recepción se produjo en la Casa-Capilla de la Vera-Cruz. La espera del inicio del acto se realizó en las Capillas de las dos hermandades de penitencia del pueblo: la de Vera-Cruz y la de la Soledad, donde se organizaría la Procesión de Banderas, que de allí partió hacia la parroquia de Santa María de las Nieves. Los Consejos y las diferentes Secciones prepararon sus Banderas, que simbolizan la presencia comunitaria de los adoradores de una Sección o Diócesis.
Rezo de Vísperas y Eucaristía vespertina
Todo estaba preparado en la Parroquia de Santa María de las Nieves, primitiva iglesia mudéjar del siglo XIV, cuyo presbiterio fue labrado dentro de la “Torre Mocha”. En ella presidía el Altar Mayor la imagen de la Virgen de las Nieves, patrona de Benacazón.
El Arzobispo de Sevilla fue recibido en la puerta de acceso a la Parroquia por el párroco, José Antonio Morón; la presidenta diocesana de ANFE, Concepción Lara; el presidente diocesano de ANE, Rafael Corrales; la presidenta de la Sección de ANFE de Benacazón, Rosa Espinosa; el presidente de la reactivada Sección de ANE de Benazazón, Antonio Pedro Espinosa; el sacristán de la parroquia, Felipe Manuel Fernández; así como autoridades, entre ellas la alcaldesa de la localidad, Juana María Carmona González; miembros de la Corporación Local y Hermanos Mayores de Hermandades de la localidad
“La ANE es un bien inmenso para la Iglesia”
En su homilía el prelado señaló que “la Eucaristía es el lugar natural y propio de la Iglesia y su quehacer principalísimo por todo el orbe de la tierra. Y es el lugar natural y quehacer principal de cada comunidad y de cada cristiano”. También ofreció ejemplos de cristianos que ofrecieron su vida por la Eucaristía (los mártires de Cartago del siglo IV, san Tarcisio, María Teresa Enríquez o san Manuel González).
Mons. Asenjo se refirió a la Adoración Nocturna como “un bien inmenso para cristianos, familias, escuela de vida cristiana, de formación, de compromiso apostólico y escuela de adoración”.
En esta línea, el Arzobispo instó a “crecer en veneración y en aprecio por la Santa Misa, que no deberíamos perder por ningún motivo, a no ser por causas muy graves”. Y recordó que la Iglesia en España, desde hace años, está tratando de recuperar el culto eucarístico fuera de la Misa mediante la Exposición del Santísimo, la Bendición con el Santísimo, las 40 horas, los Jueves Eucarísticos o la Adoración Nocturna, “que todos deberíamos apoyar y potenciar”.
En la homilía también denunció los recientes ataques a la Iglesia católica en España: “No descubro ningún secreto si digo que vivimos tiempos difíciles, tiempos no de persecución, pero sí de acoso. Anteayer incendiaron la capilla de la Universidad Autónoma de Madrid. Ayer una religiosa fue atacada en Valencia, por una persona que le dijo “por ser monja” y le rompió la nariz. Tiempos de acoso, tiempos difíciles, tiempos en los que se pone a prueba nuestra fe, tiempos en los que no es tan fácil como en otras décadas vivir nuestra fe, nuestra vida cristiana y nuestros compromisos. En esta coyuntura, más que en épocas pasadas, necesitamos el pan de los ángeles, que es sustento y alimento”.
Juan José terminó con varias observaciones sencillas: La primera, la invitación a la Adoración Nocturna de la Archidiócesis a formarse bien; igualmente, pidió a la ANE que no se aísle, “no os olvidéis de los demás. Está bien que llevéis a nuestras vigilias vuestros propios problemas, vuestras propias angustias, vuestros propios dolores y los dolores de vuestras familias, pero en vuestras vigilias habéis de encomendar también al mundo entero, comenzando por vuestras parroquias, comenzando por nuestra Archidiócesis”. Por último, insistió en pedir y acompañar a los pobres: “Cáritas nos ha dicho recientemente que hay personas con trabajo pero que siguen siendo pobres, porque los salarios no han crecido, son salarios de miseria. Rezad por los pobres, rezad también por nuestras autoridades para que el Señor los aliente, los sostenga, los ilumine en su servicio al auténtico bien común”.
Exposición, adoración y procesión
Posteriormente, mons. Asenjo procedió a la Exposición del Santísimo Sacramento y se organizaron cinco Turnos de Vela, que se iban sucediendo a lo largo de la noche, recitando cada Turno el Oficio de Lectura completo y dedicando un tiempo a la oración personal en silencio. Cada Turno finalizó con un canto a la Virgen.
Terminados sus respectivos Turnos de Vela, mientras se espera para realizar el rezo de Laudes, tiene lugar una convivencia entre adoradores, en la que se comparten las experiencias vividas, en las que fueron llamados por el Señor a adorarle. A las cinco de la mañana, terminados los turnos de Vela ante el Santísimo Sacramento, se reunieron todos los adoradores en el templo para el rezo de Laudes.
A continuación, se organizó la Procesión Eucarística con las diferentes Secciones adoradoras por orden de antigüedad, con el Santísimo Sacramento bajo palio. Terminada la Bendición, en procesión se regresó a la Parroquia, donde el párroco hizo la reserva del Santísimo y se concluyó la Vigilia de las Espigas con el canto de la Salve.