Bendición del Belén y el Árbol de Navidad
Nadie duda de que estas Navidades serán muy diferentes a las que venimos celebrando año tras año. Sin embargo, estas circunstancias no deben impedir que, como cristianos, festejemos la venida del niño Jesús haciendo partícipe a toda la familia. Y una buena forma de hacerlo es con la bendición del Árbol de Navidad y del Belén.
De hecho, la Iglesia reconoce que la costumbre de colocar en los hogares cristianos un árbol adornado durante las fiestas de Navidad es recomendable, ya que este árbol “puede recordar a los fieles que Cristo es el verdadero Árbol de la vida”. Asimismo, este signo de luz invita a los fieles a ver a Cristo como “la luz del mundo, que con su nacimiento nos conduce a Dios”.
Por otro lado, la colocación del Belén navideño en el hogar también puede ayudarnos a vivir mejor el misterio de la Navidad.
Rito de bendición del Árbol de Navidad
Al comenzar la celebración el padre o la madre dice:
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
R/. Que hizo el cielo y la tierra.
Uno de los presentes lee un breve texto de la Sagrada Escritura.
Luego, con las manos juntas, se reza la oración de bendición:
Oremos. Bendito seas, Señor y Padre nuestro, que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento de Jesucristo. Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces, vivir también a la luz de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia. Gloria a él por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
Rito de bendición del Belén navideño
Reunida la familia, el padre o la madre dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/ Amén.
Alabemos y demos gracias al Señor, que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo.
R/. Bendito seas por siempre, Señor.
Luego el que dirige la celebración dispondrá a los presentes para la bendición con estas palabras:
Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar con nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad.
Uno de los miembros de la familia lee Lc 2, 4-7a.
Después de la lectura, puede cantarse un canto adecuado. Por ejemplo, un villancico.
El padre o la madre dice:
En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para iniciar las fiestas de Navidad, dirijamos nuestra oración a Cristo, Hijo de Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana; digámosle:
R/. Por tu Nacimiento, Señor, protege a esta familia.
A continuación, toda la familia puede realizar las peticiones en voz alta.
Finalmente, se reza la oración de bendición
Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento y a la comunidad cristiana que está aquí presente, para que las imágenes de este belén ayuden a profundizar en la fe a los adultos y a los niños. Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.
El padre o la madre concluye el rito santiguándose y diciendo:
Dios, Padre todopoderoso, que en el nacimiento de su Hijo nos ha manifestado su misericordia, nos bendiga y nos guarde en su amor.
R/. Amén.