Capilla de Los Luises
En la calle Trajano, y colindante con la Iglesia del Sagrado Corazón de la Compañía de Jesús, está la conocida como Capilla de los Luises en Sevilla. Este nombre proviene de la Congregación Mariana de San Luis Gonzaga, para la que fue construida a comienzos del siglo XX.
El jesuita P. Carlos Gálvez encargó las obras de este centro para actividades apostólicas de la Compañía al célebre arquitecto sevillano Aníbal González (1876-1929). Al comienzo de estas obras se derrumbaron las tres casas existentes en este lugar, y Aníbal González construyó aquí el actual edificio de los Luises, a lo largo de la calle Trajano. Es un edificio básicamente hecho de ladrillos vistos, labrados en su fachada y en partes de su interior. Destaca la portada, de estilo neogótico, sobre la que está una imagen de San Ignacio de Loyola, realizada por el escultor José Lafita Díaz (1887-1945). Toda la fachada está hecha de ladrillos rojos, con un friso en que estos ladrillos están labrados y tienen unas figuras simbólicas entre hojarasca de vegetales. En la parte alta, la fachada termina en unos pináculos neogóticos y un torreón de una gran originalidad. Hay también espléndidas rejas de hierro forjado, todo diseñado por el mismo artista Aníbal González. La fecha de la realización de este edificio fue la primera década del siglo XX, y se terminó en 1917.
El interior de la Capilla es bellísimo, de un estilo neogótico de influencia italiana, de una limpieza de líneas y perfección admirable. Llaman la atención las nervaduras de la nave, que arrancan de un friso también hecho de ladrillo labrado, de motivos diferentes en todos los lienzos de las paredes. Tres vidrieras con motivos ignacianos dan luz desde las ventanas, que se abren a la calle Trajano. Es admirable el exquisito tratamiento del ladrillo rojo tallado, de una enorme originalidad.
El zócalo de toda la Capilla está hecho de azulejos de una gran armonía cromática, que ponen de manifiesto la característica de las obras de Aníbal González en que los elementos constructivos son, sobre todo, los ladrillos y la cerámica de colores. Estos zócalos fueron hechos en la fábrica de azulejos de Julio Laffitte (Los Remedios), sobre cartones pintados por el gran artista Gustavo Bacarisas (1873-1971), que en esta obra deja una de las mejores muestras de tema religioso de toda la pintura modernista en Sevilla. En ambos lados del presbiterio están las escenas de la Anunciación y la Natividad del Señor, y a lo largo de la Capilla las catorce escenas del Via-crucis. Toda la genialidad colorista de Bacarisas está presente en estas pinturas, que manifiestan lo mejor de la escuela modernista.
El púlpito es una filigrana de hierro forjado y dorado, también diseñado por Aníbal González. El retablo está hecho de caoba tallada en su color, tiene escenas de las vidas de los Santos de la Compañía de Jesús. Fue tallado por el escultor Adolfo López (1862-1943). Se conserva la factura de esta obra de talla: incluyendo la caoba, el precio fue de 40.000 pesetas. Adolfo López también esculpió la imagen de la Inmaculada, que preside el retablo, que es copia de la Cieguecita, de Montañés, que se conserva en la Catedral de Sevilla.
Todo el conjunto de esta obra de Aníbal González es de un gusto exquisito, y es un edificio único en la arquitectura sevillana de comienzos del siglo XX.
Fernando Gª Gutiérrez, S.J.
Delegado diocesano de Patrimonio Cultural
2 comentarios
que de tecuerdos tiene esta iglesia para mi desde que tenia 16 años la conozco y ahora tengo 57 y da la casualidad que una hermana mia se caso en esta iglesia
A mí también me trae muchos recuerdos yo la conozco desde el año 1975 y para colmo de casó una hermana