Archidiócesis de Sevilla

En Pentecostés de este año 2017 se ha vivido un acontecimiento que me ha traído grandes recuerdos. La Renovación Carismática Católica celebró sus  50 años. Roma fue el lugar del evento y el Papa Francisco  estuvo allí, su presencia y sus palabras alentó a todo los allí reunidos y a los lo hemos seguido por los medios. Dijo, ante los 50.000 carismáticos: «La Renovación es una gracia para la Iglesia. El fundamento de la Renovación es adorar a Dios». 

Quiero contar algo de mi experiencia. Era la década de los setenta y en Madrid empezaba a surgir la Renovación. Por aquel entonces unos lo miraban con prevención, otros con entusiasmo,  pero poco lo conocían. Había críticas que ciertamente vendrían porque no lo conocían, era algo nuevo ese estilo de orar.

En principio cualquier reunión-oración está abierta a todos y se caracteriza precisamente por ese ambiente heterogéneo de las personas que asisten: seglares, religiosos, sacerdotes, personas de edad, jóvenes…El tono de la oración, y todo el conjunto del encuentro-oración se realiza con sencillez y naturalidad.

La alabanza y la presencia e invocación al Espíritu van marcando el ritmo de una oración, alegre y espontánea, donde los gestos corporales y los cantos son expresión de gozo por lo que se está viviendo allí. Por lo general no son efectos extraordinarios, o grandes dones, los que las personas reciben, pero cada vez que se van insertando más en la Renovación se va experimentando una transformación interior que está caracterizada por recobrar la alegría, el gozo por orar, por vivir la presencia de Dios… y así surge la alabanza, la acción de gracias…

La primera vez que fui me llamó la atención todo lo que iba viendo, pero el canto, que oí ahí por primera vez: “Amor es vida, vida es alegría”. Lo estuve tatareando toda la semana y sentía un fuerte deseo de volver al grupo. Sí puedo decir que Dios busca a cada persona por un camino. Salía del encuentro con unas ganas locas de orar, de alabar a Dios en todas las circunstancias, de vivir con más entusiasmo mi vocación Mercedaria Misionera de Bérriz.

Termino con otras palabras que el Papa Francisco les dirigió” ¿Qué espera el Papa de vosotros? La conversión al amor de Jesús, que cambia la vida. Compartid con todos la gracia del bautismo. Espero de vosotros una evangelización con la Palabra de Dios, anunciando que Jesús está vivo. Que deis testimonio del ecumenismo espiritual. Que permanezcáis unidos en el amor, en la oración al Espíritu. Acercaos a los pobres y a los necesitados, para tocar, en su carne, la carne herida de Jesús”

 Que la Virgen María que vivió el primer Pentecostés siga  a nuestro lado para vivir con entusiasmo la presencia del Espíritu en nuestras vidas.