Cáritas reivindica el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia machista
La celebración del Día Internacional de la Mujer ofrece un año más a Cáritas la oportunidad de denunciar la realidad de vulnerabilidad que viven la mayoría de las mujeres que acompañan.
Esta desigualdad “recorre todos los ámbitos de nuestra sociedad y queda patente en cuestiones que van, entre otras, desde la brecha de género en el mundo laboral o las dificultades para la conciliación y la corresponsabilidad en los cuidados hasta cuestiones tan graves como las violencias sexuales o los feminicidios”, señalan. Todas ellas, añaden, “suponen claras vulneraciones a los derechos humanos de las mujeres, y de las niñas y adolescentes”
No en vano, en España, según el último Informe FOESSA, es evidente el aumento de la brecha de género. Así, mientras que la tendencia general en hogares encabezados por hombres ha sido el descenso de la integración plena a la precaria, en hogares encabezados por mujeres ha prevalecido el descenso de la integración precaria a la exclusión.
El acompañamiento, una prioridad para Cáritas
Cáritas acompaña dentro y fuera de nuestro país a más de 80.000 mujeres en situación de vulnerabilidad o exclusión social a través de su amplia red de programas de apoyo y escucha.
Según los últimos datos, Cáritas acompañó en toda España a 9.560 mujeres. En lo que se refiere específicamente a mujeres víctimas de violencia, Cáritas desarrolla actualmente 28 proyectos mediante los cuales atiende a 4.115 mujeres (datos de 2020). De estas 3.402 se encuentran en contextos de prostitución, en su mayoría víctimas de explotación sexual. Asimismo, dentro del programa de empleo, en 2020 se acompañó a 39.381 mujeres, lo que supone el 65.6 % de las personas acompañadas en este ámbito.
A ello se suma una importante acción a nivel internacional, con el apoyo a proyectos en 48 países, dónde se ofrece respuesta a las víctimas de graves vulneraciones de derechos, como son los matrimonios forzados, la mutilación genital, la trata de seres humanos, el infanticidio femenino o la violencia sexual estructural.
El empleo y desarrollo personal como principales ejes de acción
La línea de acción de Cáritas en su trabajo con la mujer se divide en dos ejes principales: el trabajo para el desarrollo personal y la inserción laboral.
Desde los proyectos específicos de las Cáritas parroquiales, trabajan el cuidado de la autoestima, así como las habilidades personales y sociales con talleres y espacios de encuentro donde conseguir un mayor desarrollo personal y empoderamiento. Esto se logra a partir de 7 proyectos parroquiales, que en 2021 acogieron a más de 100 mujeres.
Por otra parte, Cáritas Diocesana entiende la empleabilidad y la inserción sociolaboral como un paso importante hacia la autonomía de la mujer. Precisamente, este eje se trabaja desde el Centro Diocesano de Empleo, que en 2021 formó a 121 mujeres, proporcionó a 210 de orientación laboral y 219 participaron del programa de intermediación laboral.
Las claves de la desigualdad y exclusión en la mujer
Ante la celebración del 8 de marzo, Cáritas ha puesto el acento en algunos elementos claves fruto de la experiencia acumulada en el marco de su intervención social:
En primer lugar, ha apuntado que la desigualdad de género en el ámbito laboral se ha agravado durante el último año, ya que en 2021 solo el 43,2 % de las mujeres españolas en edad de trabajar tenía un empleo, frente al 68,6 % de los varones. Asimismo, la brecha salarial de género sigue siendo una realidad, puesto que las mujeres siguen ganando un 20 % menos que los hombres y ven sus salarios más penalizados cuando pertenecen a minorías étnicas, son migrantes o tienen alguna discapacidad.
Por otro lado, la economía de los cuidados se basa en la desigualdad de género y está en su mayoría en manos de mujeres. “Se trata de un sector que continúa un año más invisibilizado y donde la vulneración de los derechos humanos es manifiesta”, subrayan fuentes de Cáritas Diocesana.
En tercer lugar, la organización católica insiste en que las violencias machistas continúan siendo un problema preocupante, que tiene un impacto mayor en las mujeres en situación de pobreza y exclusión social. “A pesar de los avances sociales en la protección de los derechos de las mujeres, la realidad social habla de una profunda falta de oportunidades para aquellas que viven en las zonas más empobrecidas o se encuentran en entornos más invisibles y marginales, como mujeres en contextos de prostitución, y posibles víctimas de explotación sexual y de trata con fines de explotación sexual”.
Finalmente, en el ámbito internacional, los conflictos y guerras empujan a las mujeres a situaciones de extrema vulnerabilidad, al convertirlas en objeto directo de muchas formas de violencias. De igual forma, los movimientos migratorios masivos producidos por conflictos o por desastres naturales crean una serie de situaciones de riesgo, especialmente para las mujeres y las niñas y adolescentes. De hecho y como señala ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), una de cada cinco mujeres desplazadas internas ha sufrido violencia sexual.
Las respuestas de Cáritas
“Los avances de las últimas décadas han sido importantes, pero aún queda mucho camino por recorrer”, indican desde Cáritas. Por eso, recalcan que la igualdad de género es “fundamental para construir sociedades inclusivas e igualitarias”. En esta línea, recuerdan que “en la medida en que son reconocidas, las mujeres desempeñan un papel decisivo como impulsoras del desarrollo local, el emprendimiento social, la autonomía familiar, la solidaridad comunitaria y la construcción de la paz”.
Por este motivo, coincidiendo con esta jornada internacional del 8 de marzo, Cáritas hace un llamamiento a las Administraciones públicas, a los responsables políticos, a los agentes económicos y sociales, a la comunidad cristiana y a toda la sociedad para “construir un marco de relaciones entre hombres y mujeres sin barreras ni divisiones, donde los derechos de las mujeres y las niñas, sean protegidos, respetados y garantizados”. Además, exhortan a “trabajar por un mundo libre de violencias machistas, donde no se criminalice a las víctimas sino a los culpables, que evite la politización de las violencias vividas por las mujeres y que, desde la conciencia de que no son hechos aislados, reclame respuestas públicas valientes y unánimes”. Finalmente, instan a “apostar por una educación basada en la igualdad de roles, la responsabilidad compartida y la tolerancia que sirva para erradicar las conductas machistas todavía imperantes en nuestra sociedad” y a “asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres en la vida política, económica y pública”.
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