‘Carmelita’ Acosta, de Mairena del Alcor, recibe la medalla Pro Ecclesia Hispalense de manos de monseñor Saiz Meneses
Monseñor José Ángel Saiz, arzobispo de Sevilla, ha hecho entrega hoy de la medalla Pro Ecclesia Hispalense a María del Carmen Acosta, de la comunidad parroquial de Santa María de la Asunción, de Mairena del Alcor.
Nacida en 1945, a los ocho años su maestra se dio cuenta de sus habilidades para el canto y la invitó a participar en el coro del colegio. De ahí saltó al coro parroquial “como otros jóvenes de Acción Católica”, explica el párroco Ramón Carmona, quien ha leído una semblanza de la homenajeada que ha recorrido su vida desde su infancia hasta la actualidad.
De esta destaca su etapa como telefonista de noche durante ocho años y sus estudios como auxiliar de clínica primero, y de enfermería después. Precisamente ejerció como enfermera hasta su jubilación en 2012 y “ha dejado una huella imborrable en su entorno laboral y sus compañeros por su amor al trabajo, su generosidad y su testimonio de fe”.
Asimismo, el párroco ha destacado la humildad y la modestia de “Carmelita”, como es conocida por todos. Especialmente ha agradecido su labor en el coro parroquial y ha alabado “su dulce voz, que forma parte de la vida de la parroquia de Mairena del Alcor”.
En esta línea, Ramón Carmona también señalado cómo la homenajeada “atendió y cuidó a uno de los párrocos cuando enfermó” y cómo “se ha dedicado en cuerpo y alma a la parroquia y al servicio de los sacerdotes, a su trabajo y a sus sobrinos”.
El párroco ha concluido agradeciendo a Carmelita Acosta “su ejemplo para todos nosotros, su entrega generosa y su vida siguiendo de forma estricta las enseñanzas del Señor. La parroquia de Mairena del Alcor se alegra de este ejemplo de vida entregada”.
Por su parte, la homenajeada, que sobresale por su timidez, ha expresado unas breves palabras en las que ha agradecido la entrega de esta medalla y ha asegurado que lo más difícil que ha hecho es “dejarse querer por Jesucristo, porque querer a Dios es fácil, pero dejarse querer no lo es. Para ello, debemos entregarle nuestra libertad al Señor. Yo me tengo que dejar querer por todos vosotros”, apuntaba emocionada.
Finalmente, monseñor Saiz ha cerrado el acto insistiendo en el ejemplo de vida abnegada de Carmelita e invitando a todos los presentes a “ser santos de la puerta de al lado”, viviendo “la santidad y el apostolado en las pequeñas cosas cotidianas, en los pequeños detalles desde la fe”.