El anhelo mayor de toda persona se podría resumir en amar y ser amado y, de alguna manera, su carencia es la que acerca a las personas a un COF. Por tanto, aquel que acompaña tiene la maravillosa oportunidad de atender a esas personas, y esto es un privilegio, una responsabilidad y una oportunidad. Un privilegio porque es un acto de amor desinteresado, una responsabilidad porque se confía en el acompañante como autoridad, autoridad en el sentido de servicio al otro, y una oportunidad porque siempre es un momento de posible crecimiento interior para ambos.