Jueves Santo. Un día para dar GRACIAS a Dios por los regalos que nos ha hecho en este día:
- La fraternidad: Jesús nos ha enseñado cómo debemos amar a los hermanos. En el lavatorio de los pies, Él, el maestro, se pone al servicio. Así debemos amar: sirviendo. Una palabra que se llena aún más de sentido, si cabe, en estos momentos especiales. Porque el servicio en la convivencia cercana, con los roces, se puede hacer más difícil. Servicio a los vecinos que viven solos o no pueden salir. Servicio a los más necesitados (limosna a las cáritas y servicios de beneficiencia; atención mediante llamada, mensaje de cercanía, a quienes están más lejos). Servicio de quien está en primera línea (sanitarios, y cualquier persona que con su trabajo permite que se mantenga el confinamiento). Servicio de quedarnos en casa por responsabilidad. Y el servicio de la ORACIÓN. Demos gracias a Dios por enseñarnos en qué consiste ser hermanos.
- El sacerdocio: los sacerdotes, siempre presentes en los momentos más importantes de nuestra vida. Y en estos días especialmente se están multiplicando y dividiendo; se están reinventando para hacerse cercanos y presentes en nuestras casas; mucho de ellos viviendo solos; muchos de ellos también en primera línea: en hospitales, morgues,… ; muchos de ellos han dado la vida. Demos las gracias a Dios por ellos, y sostengámoslos con nuestra oración.
- La Eucaristía: Jesús ha querido quedarse para siempre con nosotros. Y nos ha hecho el gran regalo de la Eucaristía. Donde Él se hace presente cada vez que se celebra: sea en la mayor iglesia del mundo, sea en la más pequeña. Allí está Él, esperándonos; solamente hace falta que vayamos y lo queramos acoger en nuestro corazón. ¡Cómo echamos de menos en estos días poder hacerlo sacramentalmente! Aunque lo hacemos de manera espiritual. ¡Qué ganas, Señor, de recibirte! Mientras tanto rezamos, para que a través de la oración tu fuerza nos siga sosteniendo, Señor. Demos gracias a Dios por el regalo de la Eucaristía, y recemos para pedir que pronto finalice esta pandemia y podamos celebrar en nuestras iglesias y recibir el Cuerpo de Cristo.