Colegios Diocesanos, la mejor tradición de la Iglesia adaptada a las actuales necesidades educativas
La Iglesia cuenta en Sevilla con una red de colegios dependientes en su origen de parroquias e instituciones religiosas, concebidos como plataformas de evangelización y con un sistema educativo acorde con otros colegios de su entorno. Todos ellos, ocho en la actualidad, se agrupan en la Fundación Diocesana de Enseñanza ‘Victoria Díez’, cuyos estatutos han sido renovados recientemente y que recoge la valiosa experiencia de la Fundación de Escuelas Parroquiales en el marco educativo sevillano, una institución constituida en 1995.
Cinco de estos centros se encuentran en la capital, uno en Los Palacios y dos en Écija. El decano es precisamente el Colegio Diocesano Santa María Nuestra Señora, de Écija, fundado en 1935, mientras que el Nuestra Señora de las Mercedes es, con una trayectoria de 46 años, el de más reciente incorporación a este tejido educativo diocesano. En su génesis encontramos pequeñas escuelas creadas al amparo de una parroquia con el objetivo de cubrir una necesidad de escolarización básica. En muchos casos se corresponden con el empeño decidido de párrocos muy recordados en sus feligresías, como son los casos de Carlos Rodríguez en Las Mercedes, José Álvarez en San Bernardo o Francisco Trotter en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús.
En la actualidad hay 2.415 alumnos matriculados en niveles que van desde segundo ciclo de Infantil a los módulos de Formación Profesional (próximamente se va a añadir el primer ciclo de Infantil en San Bernardo). Una comunidad educativa atendida por 167 maestros y 18 personas asignadas a diversas tareas de administración y servicio, toda una garantía para los padres que confían la formación de lo más preciado que tienen, sus hijos, a unos colegios que destacan en su apuesta por la educación en valores, la implicación del profesorado y una inequívoca identidad eclesial. A ello se une la alta cualificación que están recibiendo en los últimos años, convirtiéndose en garantes de una magnífica preparación. Fruto de ello es la elevada demanda de plazas que registran curso tras curso y el hecho más reciente de la acreditación EFQM400+ del modelo de excelencia educativa que ya han recibido cuatro colegios de la Fundación (en la imagen de la derecha).
Colegios “de tamaño no excesivo”
El nuevo gerente de la Fundación, José Luis del Río, destaca el carácter casi familiar de estos colegios, con una sola línea e instalaciones suficientes para las necesidades educativas a las que tiene que hacer frente. Habla de una red de colegios “de tamaño no excesivo” que está preparada para acoger a otros centros religiosos que, por distintas causas, no se puedan mantener en solitario. En este sentido recuerda que los conciertos educativos no cubren todos los gastos de funcionamiento de los colegios, “ni muchísimo menos las inversiones”, añade, y la idea es que la Fundación, como titular de todos los centros, realice una gestión más eficiente de los recursos disponibles y “consiga reconducir los centros con más dificultades”. Del Río valora positivamente la situación actual, si bien reconoce que se van a acometer transformaciones en algún caso, dentro de “la etapa de transición” que se vive en esta red educativa. “Se está procediendo a una centralización administrativa en la Fundación, manteniendo la dirección pedagógica y la labor pastoral de los párrocos, que pasan a ser directores espirituales de cada centro”, apunta.
El trabajo de la Fundación se orienta además en la línea de dotar de una misma identidad corporativa a todos los centros agrupados, así como servir de cauce para una gestión más homogénea. “Conviene destacar –añade el gerente de la Fundación- el trabajo importante que profesores y responsables de centros llevan haciendo en estos colegios, una trayectoria quizás poco conocida”.
La educación sigue en el centro de un debate que, más allá de normativas en continuo cambio, atañe a todos. En este contexto, los colegios diocesanos mantienen su oferta en Sevilla, garantes de una formación que hunde sus raíces en lo mejor de la tradición de la Iglesia, y adaptados a las necesidades educativas que plantea una sociedad en continuo cambio.