Comienza la Octava a la Virgen de los Reyes con el Año de la Oración como hilo conductor de la predicación
Hoy, viernes 16 de agosto, ha comenzado la octava a la Virgen de los Reyes, que se celebrará hasta el 22 de agosto en la capilla real de la Catedral hispalense.
La Eucaristía está prevista a las ocho y media de la mañana, presidida y predicada por Antonio Rodríguez Babío, canónigo de la Catedral y capellán Real, que ya predicó la octava el año 2022.
Al respecto, Rodríguez Babío ha asegurado que predicar la octava a la Virgen de los Reyes es, por un lado, “una gran responsabilidad, porque vienen muchos devotos de la Virgen, pero también una alegría”. Asimismo, manifiesta su agradecimiento al Señor “de poder compartir estos momentos importantes para la diócesis, porque todo lo que tiene que ver con la patrona conlleva un gran significado”.
La propuesta de ser el predicador de la octava llegó durante los preparativos de los cultos a la Virgen de los Reyes, durante una reunión de los capellanes reales: “Al principio sentí un poco de vértigo, pero confío en el Señor que nos ayuda a seguir adelante”.
El hilo conductor de estos ocho días de acción de gracias es el Año de la Oración, de la mano de la Virgen de los Reyes. Para ello, el capellán real se ha nutrido de los textos que el papa Francisco ha ido sacando para profundizar en este año, así como de otros documentos y escritos sobre la Virgen María, “nuestro modelo de oración”, añade.
Además, con sus reflexiones durante la octava, Antonio Rodríguez Babío también busca “prolongar la fiesta de la Asunción, para que los sevillanos podamos sacarle el mayor aprendizaje posible a esta solemnidad tan especial”.
Finalmente, este sacerdote sevillano recuerda cómo su devoción a la Virgen de los Reyes se ha fraguado desde su infancia: “Como a cualquier niño de la Archidiócesis de Sevilla mis padres siempre me han llevado a la procesión del 15 de agosto. También recuerdo haber ido a la novena con mi abuela. De esta forma, en uno va creciendo un cariño especial a la patrona que, más tarde en el Seminario, se preocupan de hacerlo más evidente con la consagración a la Virgen. Ya una vez ordenado, y siendo canónigo y capellán real, tengo el gran regalo de celebrar la Eucaristía en la capilla real”.
