Conscientes de la pertenencia a la Iglesia en Sevilla
La concienciación acerca de lo que representa la diócesis, la Iglesia más cercana, en la vida del cristiano, así como la interiorización de la responsabilidad de cada uno en la marcha de la comunidad eclesial, son dos de los aspectos que la Iglesia en España destaca de forma especial ayer domingo, 13 de noviembre, jornada de la Iglesia Diocesana.
El lema de la jornada, Somos una gran familia contigo, resume esa conciencia de pertenencia a la Iglesia, ese carácter familiar que el Arzobispo de Sevilla subraya en su carta con este motivo: “Al sentirla como madre, la sentimos también como nuestra propia familia, como el hogar cálido que nos acoge y acompaña, la mesa familiar en la que restauramos las fuerzas desgastadas y el manantial de agua purísima que nos purifica y nos renueva”.
Monseñor Juan José Asenjo invita no sólo este fin de semana, sino todo el año, a reflexionar sobre lo que la Archidiócesis representa en nuestra vida, y no son pocas las ocasiones en las que ha subrayado el enorme legado de fe, santidad, cultura y compromiso social de una diócesis que cuenta en la actualidad con una población cercana a los dos millones de habitantes.
Transparencia económica
La Archidiócesis de Sevilla lleva varios años poniendo en práctica una política de transparencia económica que se traduce en la publicación detallada de sus cuentas anuales. Las del pasado ejercicio arrojan partidas de gasto que ascienden a 41.479.336,54 euros, una cantidad que sale, en un porcentaje importante –el 34,19%- de las aportaciones voluntarias de los fieles, y en un 15,83% de la cantidad que el Fondo Común Interdiocesano asigna a Sevilla en el reparto de la asignación tributaria. Son unas cifras que hablan de una diócesis generosa, y de una generosidad que se pone de manifiesto cada vez que se llevan a cabo colectas extraordinarias para ayudar a otros países o comunidades especialmente afectadas por catástrofes naturales, guerras, etc. En cambio, todavía queda un trecho para conseguir el objetivo de una comunidad eclesial capaz de sufragar todas las necesidades que se derivan de su acción evangelizadora, caritativa, celebrativa y pastoral.
Las cifras explican la magnitud del reto: 263 parroquias, 394 sacerdotes, más de cinco mil catequistas, 315.378 personas atendidas en centros sociales, casi quince mil bautismos, 16.208 primeras comuniones… Son las huellas visibles, evidencias de una presencia de la Iglesia en la vida de cada fiel, de cada bautizado y de personas posiblemente ajenas a la Iglesia, pero que sienten en cambio su cercanía en algún momento de sus vidas. Y son motivos para la alegría. Así se destaca en la campaña que la Conferencia Episcopal y todas las diócesis españolas llevan a cabo estos días con ocasión de esta jornada. Se alude –así lo hace monseñor Asenjo en su carta pastoral- a una alegría derivada de la pertenencia a la Archidiócesis, con todo lo que ello comporta. Si no fuera por la Iglesia diocesana “estaríamos condenados a vivir nuestra fe a la intemperie, de forma aislada, individual y por libre”, añade.
Cuotas a favor de la parroquia y la Archidiócesis
El Día de la Iglesia Diocesana sitúa al católico ante las consecuencias lógicas de su condición de miembro de una gran familia. Son, por tanto, jornadas para reiterar la importancia de su contribución personal y económica. La colaboración económica puede hacerse de varias formas, si bien se aconseja formalizar suscripciones periódicas a favor de la diócesis o la parroquia. “Gracias a estas cuotas –añade el Arzobispo- la diócesis podrá ayudar más a las parroquias en sus obras de restauración, en la construcción de los nuevos templos, en la conservación de las casas y centros parroquiales, garantizando al mismo tiempo el funcionamiento de la Curia y de los servicios diocesanos, sosteniendo los seminarios y los centros de estudio, y sirviendo a los pobres”.
Una pertenencia a la Iglesia vivida con responsabilidad, con todo lo que se deriva de ello. Esta es la invitación que hace la Iglesia este fin de semana.