Corpus Christi 2022: Dios vuelve a las calles
El próximo jueves, 16 de junio, Sevilla se vestirá de gala para volver a vivir la gran procesión del Corpus Christi. El poeta Joaquín Romero Murube definió a esta mañana del Corpus como “alegría de Dios entre los hombres”. Tras dos años de pandemia, en que a la celebración de la Eucaristía siguió únicamente la bendición con el Santísimo Sacramento, este año la Catedral recobrará toda su prestancia y belleza para acoger esta solemnidad y con ella se engalanará todo el centro de la ciudad que albergará de nuevo a Jesús Sacramentado por sus calles y plazas.
La procesión que seguirá a la Santa Misa, que por vez primera será presidida por nuestro arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses, volverá a ser un reencuentro con lo mejor de nuestra historia y religiosidad ante la presencia del mismo Jesucristo bajo la especie del Pan consagrado. El delegado del Cabildo para su organización, Joaquín de la Peña, destaca sobre su significado que “frente a cualquier otra consideración, la certeza de la presencia de Dios en las calles de la ciudad debe alegrarnos por cuánto supone la manifestación litúrgica que nos une en la casa de todos -la Catedral- y en la ciudad de todos”.
Historia de nuestra Iglesia
“Además de ser probablemente la manifestación de fe externa más antigua de cuántas se celebran en la ciudad, también es la más numerosa y la que presenta un conjunto de elementos artísticos más completos”, subraya De la Peña. Desde aquella lejana devoción medieval, que imprimió la forma inicial a esta festividad, al esplendor que alcanzó en los Siglos de Oro, en que el Corpus fue la “fiesta grande” de la ciudad, pasando por los avatares de los siglos XVIII -en que se suprimieron los elementos profanos como la tarasca y las danzas-, y XIX, que dejó atrás las numerosas reliquias que procesionaban, hasta llegar a nuestros días en que se ha consolidado como la gran manifestación de laicos de Sevilla. Y de la época reciente, cómo no recordar el grandioso Corpus del año 1993 con ocasión del Congreso Eucarístico Internacional que tuvo por sede a nuestra ciudad y fue clausurado por el papa San Juan Pablo II.
Reunidos ante la Eucaristía
Precediendo a la custodia de Arfe con el Señor Sacramentado desfilarán los grandes santos que han configurado la Iglesia de Sevilla, desde Santa Ángela de la Cruz a San Fernando, pasando por Santas Justa y Rufina, San Isidoro y San Leandro; luego la Inmaculada Concepción, devoción mariana muy unida en nuestra tierra a la eucarística, y, como colofón de todo, Jesús resucitado y triunfante sobre el pecado y la muerte, representado primero en una imagen -el Niño Jesús de la Sacramental del Sagrario-, luego en una reliquia de su Pasión -la Santa Espina, y, por último, real y verdaderamente presente en la Eucaristía. Según Joaquín de la Peña, “toda la historia de nuestra Iglesia de Sevilla se condensa en esta procesión secular, pero a su vez todo queda eclipsado por la presencia de Jesús Eucaristía en medio de nosotros”.
Los aspectos principales que presenta esta jornada de exaltación eucarística los resumió con precisión el cardenal Josep Ratzinger, luego papa Benedicto XVI, en uno de sus elocuentes textos sobre el Corpus Christi como “estar delante del Señor, a su disposición, y de esa manera, estar unos al lado de los otros; luego el ir con el Señor, la procesión; y finalmente el arrodillarse delante del Señor, la adoración, el homenaje y la alegría por su cercanía”.
El Corpus del reencuentro
Como es habitual, la procesión del Corpus de la Catedral congregará a muchísimos fieles que agrupados en numerosas instituciones, hermandades y cofradías acompañan al Santísimo Sacramento. Este año del reencuentro el Cabildo Catedral lo ha dispuesto todo con la fidelidad de siempre. Según afirma el delegado de Pastoral, el canónigo Francisco José Ortiz, “estamos muy satisfechos al poder celebrar la festividad del Corpus con normalidad y dándole la solemnidad por las calles de nuestra ciudad que el Santísimo se merece”. Y añade que “será como en los años anteriores a la pandemia”, salvo por las obras en el Sagrario “que alterará un poco la organización interna, pero hemos intentado que no afecte a la procesión”. El representante del Cabildo manifiesta su deseo de que “la participación sea tan numerosa como otras expresiones de fe que hemos tenido en estos meses, e incluso aún más, al tratarse nada menos que de la presencia de Jesús Sacramentado por nuestras calles”.
Vísperas y seises en la Octava
El carácter de fiesta grande y al mismo tiempo de hondo sentir popular se advertirá también en los bellos exornos de altares, fachadas y balcones que podremos contemplar desde la víspera por las calles por las que transcurre la comitiva, así como en los escaparates de los establecimientos comerciales, constituyendo toda una exaltación ciudadana de la Eucaristía a través de los sentidos.
Además, esta celebración del Corpus Christi se prolonga devocionalmente en la tradicional Octava que tiene lugar cada tarde en la Catedral, con la celebración de la liturgia de la Palabra en presencia del Santísimo, ante el que bailan los seises coplas tan hermosas como esta, original de Muñoz y Pabón:
“Oh dulce Amado / Sacramentado / bajo la especie de blanco pan / de blanco pan. / Manjar de mieles / que serafines y querubines / envidiarán. / Lámpara tuya quisiera ser / y ante tus alas de amor arder / de amor arder. / Jirón de aroma del incensario / flotando encima de ese Sagrario / do estás cautivo por mi querer / por mi querer”.
‘Juntos somos uno’
El teólogo Karl Rahner expresó sobre la procesión del Corpus que “llevamos el cuerpo del Señor en procesión y con ello expresamos que todos somos uno, que todos vamos por el mismo camino, el único camino de Dios y de su eternidad”. A lo que Joaquín de la Peña, por su parte, añade que “este “ver a Dios” se convierte en el centro, en la fuente y el culmen, no solo de este día de fiesta, sino de la vida de cualquier cristiano”.
De ahí la importancia de que, en este año en que el Señor vuelve a pisar la juncia y el romero que alfombrarán nuestras calles, “la procesión de la Santa Iglesia Catedral sea, igual que siempre, el imponente, piadoso y solemne marco que sirva de altar al Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, real y verdaderamente presente en la hostia consagrada”. Como señaló Romero Murube, es la gran fiesta de “Dios en la ciudad”.
Isidro González
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