CUANDO PASA EL 15 DE AGOSTO
Cuando la Virgen de los Reyes, concluida la misa estacional de la Asunción, regresa en su paso a la Capilla Real (donde se viven unos momentos hermosos pero desconocidos: la difícil entrada por la puerta de la reja de la capilla, donde se muestra la maestría de los capataces y costaleros de la Patrona), allí se posa y entonces Sevilla parece quedarse vacía. No sólo por el peso de la calor, sino porque cuando se recoge la Virgen de los Reyes, también Sevilla parece recogerse sobre sí misma, bajar las persianas unos días hasta que llegue septiembre y retomemos tantas cosas.
Sin embargo, en esa Capilla Real, sigue latiendo el corazón de Sevilla. Comenzó la octava, unos cultos mucho más íntimos que la novena, para seguir amando a María con discreción, sin hacer mucho ruido, porque está el portón del zaguán de Sevilla apenas entreabierto con una rendija, sólo abierto para los de la familia y los amigos más íntimos. Pero allí nuestra Madre, hoy y mañana, vuelve a estar en besamanos. Magnífica ocasión para sentarse, contemplar y rezar en ese espacio tan privilegiado de fe y de historia, y mirar el rostro transfigurado, místico, de la Madre de Dios asunta al cielo. Porque la Virgen de los Reyes es signo de la humanidad triunfante de María: lleva a Cristo y le muestra, su mirada parece dirigirse más allá de esta tierra y su sonrisa es la de un alma glorificada, a la que no le hace falta nada más para su plenitud.
Aunque haya pasado el 15 de agosto, aunque estén bajadas las persianas de la ciudad, la Virgen nos sigue esperando. Y el día 22 también podremos ver a San Fernando. La costumbre cristiana de venerar los cuerpos de los santos también nos anima a santificar nuestra humanidad, sirviéndonos de estímulo para correr en esa carrera donde la gloria de Cristo es el premio. Venerar el cuerpo incorrupto de San Fernando es no solo casi tocar la historia, sino mucho más: comprobar que la santidad, exigencia del cristiano, está al alcance de la mano si vives el evangelio.
Ha pasado el 15 de agosto. Pero tanto que ver, tanto que rezar en Sevilla.
Marcelino Manzano.
(@Marce_Manzano)