Del luto a la resurrección…
Cristo muerto, Cristo yacente. Esquina de la Campana. Santo Entierro. Pasó la Canina, pasa Cristo muerto y asesinado por unos, muerto para otros tantos, por todos los que matan injustamente, por todos los que matan sin paz, por los que matan sin perdón o sin razón, por esos keniatas que han muerto a manos de la locura, por aquellos otros que mueren decapitados en un naranja que se torna sangre.
Pasa Cristo, sin casi poder suspirar, y esta ciudad es un barullo de gente irreverente, de gente indiferente a este Cristo muerto que pasa. Gente a gritos, ensuciando las calles, gente en sus balcones haciéndose un selfie, o gente charlando sobre lo mal que lleva aquellas flores o sobre lo preocupados que están porque hace un aire inesperado de lluvia. El aire parece más bien de indolencia, de falta de respeto a nuestro Señor que aquí muere en cada uno de nosotros. En mi niñez nos arrodillábamos al paso de este sublime Cristo yacente. Ahora, ni un solo gesto ante este Hombre entre los hombres, ni un sólo atisbo de condolencia en toda esta gente que se queda en la superficialidad de lo estético.
Dios mío, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Dios mío, perdónalos porque no saben de la fuerza y la grandeza de tu resurrección.
Hoy, este Cristo yacente se nos regala urgente exorbitante en su grandeza, resucitado por todos nosotros, para que desechemos lo viejo que hay en nuestros corazones y lo llenemos con un tiempo nuevo y una nueva esperanza.
Este Cristo muerto ha resucitado, como fue hace dos mil años, como es y será…
Feliz y sincera Pascua de Resurrección a todos.
dejar un comentario