DESCANSO ACTIVO
Cuando llega el verano, llegan con él los exámenes y las vacaciones de los hijos, y, por tanto, la mayor permanencia en sus casas con sus padres y hermanos, y también a veces cierta dispersión.
Muchos padres empiezan a tener vacaciones o jornada intensiva.
Unas familias se quedarán en sus casas, otras saldrán fuera, pero unos y otros, en su mayoría, tienen durante el verano unas nuevas posibilidades de encuentro, de diálogo frecuente, de convivencia y por tanto de un mayor conocimiento entre los padres y los hijos y entre los mismos hermanos.
También hay más posibilidades de diálogo con Dios, de oración, de lecturas que “por falta de tiempo” decimos con frecuencia que no podemos tener durante el resto del año.
En verano puede haber un cambio de lugar, un cambio de ocupación y de personas con las que relacionarse, pero no puede haber, no debe haber, por ser verano, un cambio de criterios y de actitudes en el cristiano, porque el cristiano no tiene vocación de “camaleón”, sino de testigo.
El cristiano debe ser cristiano siempre y no por temporadas, ya que la vida cristiana no es un vestido que se ponga o se quita, para más comodidad, según el frío o el calor que hace, sino una vida que hay que vivir siempre y por tanto también en verano. El cristiano no tiene vocación de “percha”, ni de “azucarillo” que se disuelve en el ambiente.
En verano es verdad que tenemos unas posibilidades nuevas, pero también es verdad que tenemos el peligro de, teniendo más tiempo libre, no tener tiempo para pararnos, para reflexionar, para orar, para hablar con Dios.
Conviene recordar que el cristiano a donde quiera que vaya o donde quiere que esté, es un enviado.
Pero un enviado ¿de quién? Un enviado de Cristo, como él mismo dice: “como tú me enviaste al mundo, así yo los envié a ellos al mundo”.
El cristiano es un enviado para ser testigo de Jesucristo, ¿pero cómo ha de ser testigo?
Pues no por el color del vestido o de los zapatos, ni por los consejos que demos, sino por nuestros criterios cristianos (no materialistas y paganos) y sobre todo por nuestras actitudes, nuestros comportamientos y nuestra vida de hombres nuevos reengendrados en una vida nueva por el bautismo.
Recordar lo que dice el Concilio: “Los laicos están especialmente llamados ha hacer presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que solo puede ser sal de la tierra a través de ellos” (Lumen Gentium, 33)
Atención. Tú, como cristiano, no tienes vocación de “temporero”. No tienes vocación de “percha” donde su cuelga y descuelga el cristianismo de verano o de invierno, ni tampoco vocación de “camaleón” que se “adapta al medio”…ni vocación de “azucarillo” que se disuelve y se diluye en “el ambiente”.
Tú tienes vocación de testigo de Jesús… “Y seréis mis testigos en……hasta los confines de la tierra” (Hechos 1. 8)
Atención a la bulimia en lo material y a la anorexia en lo espiritual, en vacaciones.
Felices días de descanso y después seguiremos reflexionando.
Con el afectuoso saludo de
Publio Escudero
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