DESCUBRIENDO TIEMPOS DE BLANCO Y NEGRO
Con más pena que gloria acabamos de celebrar en Sevilla el vigésimo aniversario de la clausura de la Expo 92. Es verdad que no estamos para gastos, pero quizás la efeméride se merecía algo más que un concierto de sevillanas. Sobre todo porque las inversiones que vinieron, y que modernizaron Sevilla, no han vuelto más.
En la Expo 92 tuvo un gran éxito el pabellón de la Santa Sede donde, a través del arte y de la documentación se hacía una historia de la fe y de la evangelización de América. Porque no sólo se fue descubriendo América, sino que muchos misioneros fueron llevando el nombre de Cristo.
Ahora nos está tocando redescubrir Europa… y Sevilla. Como nuevos navegantes nos topamos con realidades que creíamos que eso era de otros lugares más lejanos, de ultramar como se decía antaño: carencia de alimentación, ausencia de perspectivas de encontrar trabajo, infravivienda, mendicidad, etc. etc. Los que se acerquen a Cáritas de su parroquia se van a encontrar con una Sevilla que creíamos desterrada a recuerdos en blanco y negro. Hasta puedes escuchar en conversaciones cierto temor a volver a las cartillas de racionamiento.
Eso sí: en ese redescubrimiento, como los que fueron a América (el destino frustado de San Juan de Ávila) también hay que llevar a Cristo. Porque allí donde no llevemos el mensaje de Cristo ocupará su lugar la injusticia o el abuso de poder. La voz de la Iglesia también suena en el mundo del trabajo o en el mundo del paro. Es la llamada Doctrina Social de la Iglesia, la gran desconocida de todos los mensajes de la Iglesia.
En Sevilla, la Pastoral Obrera trata de difundir y llevar a la práctica la Doctrina Social de la Iglesia. El pasado viernes entrevistamos en “El Espejo” a Diego Márquez Muñiz, su delegado diocesano. Tras las inquietantes cifras que nos desgranaba, donde cada número es un rostro y un sufrimiento, latía la ya larga experiencia de acompañamiento cristiano, eclesial, de la Iglesia al mundo obrero. Muchos se empeñan en enfrentar fe y compromiso obrero, y se equivocan.
En este redescubrimiento de la Sevilla de blanco y negro, la Iglesia lleva un mensaje de conversión de actitudes personales y de formas de economía y de gobierno. Para ello, la Delegación Diocesana de Pastoral Obrera se pone a disposición de las parroquias y demás comunidades.
A ver si, poco a poco, le vamos devolviendo los colores (no los deportivos, que los tiene bien definidos) a nuestra querida Sevilla.