«Dios está en la cárcel»
Es el título de un libro del Padre Jaime Garralda SJ. Ayer cuando me llegó la noticia de su muerte, mis sentimientos eran de agradecimiento por haber tenido la suerte y la gracia de conocerlo, hace ya casi veinte años. Son muchos los recuerdos que de él tengo. Era un hombre bueno en todo el sentido de la palabra. Un hombre comprometido con los más excluidos de la sociedad. Todo porque era un enamorado de Jesús y de su mensaje de ir a los más pobres y necesitados.
Ha dejado un precioso legado en su ONG “Horizontes Abiertos” (Hoy Fundación Padre Garralda Horizontes Abiertos). Seguiremos su obra. Él seguirá acompañándonos, intercediendo por “los más pequeños” expresión que utilizaba mucho.
Le recuerdo cuando venía a nuestros campamentos de verano, en Algeciras. Cómo les hablaba a las mujeres de la cárcel. Lo hacia con su lenguaje y las expresiones carcelarias para que le entendieran bien. Todas le oían y le respetaba porque su sencillez era su gran autoridad para aquellas mujeres, que le querían y sabían lo mucho que por ellas y sus hijos había hecho, y sigue haciendo hoy en los voluntarios. En las Eucaristías estaban los niños, y armaban lo suyo, pero él siempre quería que estuviesen, a él no le molestaba porque tampoco le molestaba a Jesús.
Desde que se fue a la casa del Padre los medios de comunicación han dicho muchas cosas de él: Aportaciones y logros importantes en el sistema penitenciario en favor de las madres encarceladas y de sus hijos. Ha recibido muchos premios. Ha escrito innumerables y preciosos libros, llenos de contenido y poesía. Así era él: profundidad, espiritualidad y poesías. Mucho más de lo que se va diciendo se podría decir.
Yo he querido compartir, no podría dejar de hacerlo, lo mucho que el Padre Garralda ha influido en mi vida. Me ha enseñado a amar de una manera nueva a esos pequeños y excluidos de nuestra sociedad: los privados de su libertad. Aquí en Sevilla en la cárcel de Alcalá y en el CIS de Mairena del Alcor, en los módulos de Madres.
Hasta sus 96 años no se cansó nunca de tener ilusiones y esperanza en su obra y en sus voluntarios. Queremos seguir, en las cárceles, con los niños nacidos en ese ambiente, los drogodependiente, los “sin techo”, los “sin papeles”…
Jaime fue un jesuita convencido, y su vida fue “Para la mayor gloria de Dios”, como decía san Ignacio. Siempre en la búsqueda y en la entrega por un mundo más justo y solidario. Solía repetir que eran “Hijos del mismo Padre y hermano de Jesucristo”.
“El Seños nos ha llevado a sitios que nos parecía absurdos y con responsabilidades de las que nunca nos sentimos capaces… Cuando quieras llevarnos a donde quieras, contigo iré, Señor” (“Por qué, como y hablando con Dios” Jaime Garralda).
Ya te ha llevado para siempre y oirás de Jesús: Gracias, Jaime: “Estuve en la cárcel y me visitaste”.
6 comentarios
Me emociona leer lo que compartes, Pilar. Muchas gracias. Me abre a la esperanza en el ser humano y espiritual. El susurro del amor a Dios en muchas ocasiones llega a miles de personas. Un abrazo
Preciosa semblanza. Si que era un gran hombre. Mis hijos aprendieron también gracias a él al ser voluntarios de Horizontes Abiertos. Gracias Pilar.
Ayer lei su necrologica en ABC. Uva vida intensa, llena de humanudad y bendecida por Dios…Fue un santo terrenal…Personalmente tomo nota de su ejemplo y testimonio.
Jesús seduce a muchos… el problema es dejarse seducir y seguirle, con todas sus consecuencias… recordemos el joven rico. Jaime Garralda lo hizo y ha animado a muchos a entregarse por esa causa: encontrar a Jesús en la cárcel entre los excluidos. Muchas veces me lo has comentado como ahora en el blog. Que desde el cielo, junto a Él, siga animando a todos…
Paso haciendo extraordinario lo ordinario !!!! Como hacen los santos. D.E.P
Siempre hay testimonios de vida que nos animan, iluminan y fortalecen el caminar en los momentos más difíciles de la vida.