Director diocesano del Apostolado de la Oración: “El Sagrado Corazón es una amistad profunda con el Señor”

Director diocesano del Apostolado de la Oración: “El Sagrado Corazón es una amistad profunda con el Señor”

Hace 125 años, Sevilla fue consagrada al Sagrado Corazón de Jesús. Aquella fue una iniciativa que culminó el entonces arzobispo, el beato Marcelo Spínola. Cincuenta años después, el cardenal Segura inauguraba el monumento al Sagrado Corazón en San Juan de Aznalfarache. Este año se celebran estas efemérides con una serie de actos que van a volver a poner de actualidad una práctica devocional que cuenta con muchos seguidores.

¿Qué supone que Sevilla esté consagrada al Sagrado Corazón?

La realidad es que aquello pasó porque el Señor quiso. Ya en el siglo XVIII, el padre Bernardo de Hoyos recibe esas revelaciones del Sagrado Corazón y, fruto de su celo, él se frustraba interiormente y deseaba que todo el mundo respondiese a esta llamada de amor del Señor. Realmente había una gran respuesta, pero el padre Bernardo de Hoyos deseaba consolar más al Señor. Y el Señor le promete que va a reinar en España y con más veneración que en otros lugares. Que las diócesis se consagraran al Sagrado Corazón es consecuencia de que el mismo Señor lo quería, y que lo llevaron a cabo sus apóstoles, como en este caso fue nuestro querido Marcelo Spínola.

En España hay muchísimas representaciones del Sagrado Corazón en lugares bien visibles. Además de San Juan de Aznalfarache, en Getafe, Bilbao, etc. Esto habla de una práctica, de una espiritualidad, de una vivencia en familia…

Correcto. Por ser más exactos, en España hay cerca de quinientos monumentos al Sagrado Corazón. Y lo más bonito es que en ese momento de la promesa España contaba con casi veintitantos países en Sudamérica, y casi todos ellos se consagraron en su momento al Sagrado Corazón. Por lo tanto, la promesa se cumple. Pero no es algo solamente institucional. El Sagrado Corazón es una amistad profunda con el Señor. Así lo han recogido los papas. Esta devoción no pretende ser una más, sino que es muy central porque trata un aspecto fundamental de la vida cristiana, que es nuestro trato personal con el Señor. Por lo tanto, no es solamente un momento histórico, que lo es, o de recordar y renovar un aniversario, sino que es un punto central del cristiano y del sevillano del siglo XXI, que necesita un trato íntimo con Jesucristo y esta devoción le va a ayudar a ello.

¿Cómo se va a celebrar esta efeméride en Sevilla?

El acto central será la misa de renovación de la consagración el 18 de junio a las nueve de la noche en la catedral de Sevilla, presidida por don José Ángel. Al final de la Eucaristía se renovará esa consagración de la diócesis de Sevilla que hace 125 años hizo don Marcelo. Además, hemos solicitado desde el Apostolado de la Oración la presencia de la imagen del Sagrado Corazón de Nervión, que procesionará la tarde antes. Por motivos logísticos, el viernes siguiente volverá a su templo. Luego va a haber una serie de cosas más sencillas, porque le planteamos a don José Ángel, y él lo veía bien, un año de renovación espiritual. Así, se van a programar tandas de ejercicios -de jóvenes, para adultos…- y a partir del curso próximo se ofrecerán muchos materiales para entronizar los hogares al Sagrado Corazón de Jesús, y para la consagración tanto personal como de las familias.

Precisamente el arzobispo lamentaba hace poco que las familias han dejado de lado encuentros de oración por el uso de las nuevas tecnologías. Las prácticas piadosas se han abandonado en función de las prisas ¿Hay dejadez por parte de los padres, el ambiente no acompaña, o es un poco de todo?

Sí, es un poco de todo. Hay un ambiente de secularización en el sentido de que nos hemos acomplejado, nos da miedo expresar nuestra fe, no solo de cara al exterior sino en el mismo ámbito familiar. Y, aparte, hay una ausencia de trato con el Señor. Si no tratamos a Jesucristo como alguien vivo en nuestra casa, es difícil que unos padres transmitan a sus hijos qué es la oración. Entonces, esta devoción es una gran oportunidad para renovar ese trato íntimo con el Señor. Y cuando alguien le trata como alguien vivo, de verdad, le sale natural hablar de Él, le sale tenerlo presente. Entonces saldrá de forma mucho más natural rezar en familia, vivir en presencia de Dios. El Sagrado Corazón, a las familias que se consagren, les promete unas gracias muy especiales a todos sus miembros.

En la memoria de algunas familias visualizamos imágenes del Sagrado Corazón en lugares preferentes de los hogares ¿Con la entronización de altares en las casas se quiere recuperar esa dinámica?

Con motivo del centenario de la consagración, en algunas diócesis se hicieron campañas para entronizar hogares. Es algo muy sencillo, puede ser una imagen, una lámina del Sagrado Corazón, y se realiza un rito en el que participa toda la familia, si puede ser con presencia de un sacerdote, en el que se bendice esa imagen y la casa. El Sagrado Corazón promete, en aquellos hogares en los que sea venerado su nombre, paz, consuelo, etc. Hay una gran promesa a los devotos del Sagrado Corazón, la de los nueve primeros viernes de mes: los que comulguen esos días, les promete que en el ocaso de sus vidas les dará el auxilio de los sacramentos o el auxilio de la gracia para poder ir al cielo. Es una de las promesas que más ha movido a extender este culto, esta devoción. Y es de agradecer vivir con esa paz, con esa tranquilidad, con esa amistad con Dios.

Cada vez son más habituales en la agenda diocesana las citas para adorar al Santísimo, para postrarse ante Jesús Sacramentado, y no resulta extraño ver rostros jóvenes en estos actos.

Este es otro tema importante de la devoción al Corazón de Jesús. Son varios los instrumentos para entrar en una relación con Dios: la guardia de honor, la consagración, la entronización… Y la hora santa, acompañar al Señor en esa hora que Él pasó en soledad en Getsemaní. Esto casi se ha convertido en un medio de evangelización. Muchos grupos de jóvenes encuentran una gran facilidad y sintonía para entrar en oración mediante la adoración al Santísimo. Y aunque pudiera parecer que estéticamente el Sagrado Corazón es una devoción más antigua, de personas mayores, la realidad es que es una experiencia cristiana muy actual, de un profundo trato con el Señor, y los jóvenes quieren un trato de tú a tú con Dios. Llama la atención cómo movimientos muy frescos que evangelizan están encontrando en la hora santa un medio de oración personal y, sobre todo, de punto de encuentro y unión.


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