Divino Pastor. Iglesia del Sagrado Corazón (Sevilla)
Hemos comenzado la cuarta semana de Pascua celebrando el domingo del Buen Pastor; por ello, presentamos esta escultura del Buen Pastor Niño que se encuentra en la céntrica iglesia del Sagrado Corazón de los Jesuitas, en Sevilla.
Esta imagen del Divino Pastor, como lo denominó su autor, es obra del artista sevillano Joaquín Bilbao (1864-1934), cuya firma aparece en la peana, y se puede fechar en 1922, año en que la presenta a la Exposición de Bellas Artes del Ateneo de Sevilla. Este escultor, hermano del también artista Gonzalo Bilbao, fue discípulo de Antonio Susillo, completando su formación en París donde tuvo contacto con la obra de artistas como Rodin, y donde conoció de primera mano las novedosas corrientes artísticas. Autor de numerosas obras como la estatua de San Fernando de la Plaza Nueva, de temática religiosa sobresalen el Cristo de la Hermandad de las Cigarreras y el retablo neoplateresco de la Capilla del Cristo de Maracaibo de la Catedral de Sevilla, para la que también realiza el mausoleo del Beato Marcelo Spínola y los modelos de las esculturas de la portada de la Concepción.
El Divino Pastor de los Jesuitas representa el momento en que Cristo, tras haber encontrado la oveja perdida, se dispone a llevarla de vuelta al rebaño, sintetizado éste por la oveja que aparece a sus pies, una de las noventa y nueve (cf. Mt 18,12), que se muestra pastando, en clara alusión eucarística. Presenta composición en diagonal, que le confiere gran dinamismo por la valiente disposición de su zancada, con la pierna derecha mucho más adelantada que la izquierda. El autor es capaz de representar con gran perfección y ternura la alegría del Pastor referida en el Evangelio, mostrando en su rostro una amplia sonrisa y una mirada hacia lo alto llena de misericordia, como presentando al Padre la vuelta de la oveja descarriada para que el cielo se llene también de alegría (cf. Lc 15,7). Sin embargo, esta mirada dirigida al cielo expresa igualmente su entrega salvífica por nosotros, anunciando el sacrificio en la cruz del Buen Pastor que da la vida por sus ovejas (cf. Jn 10,11). Viste túnica estofada en oro, influencia del Niño de Pasión de Alonso Cano o los de Francisco Dionisio de Ribas, signo de su divinidad, que presenta dibujos de espinos que aluden a los peligros de los cuales el Buen Pastor libra a sus ovejas, siendo igualmente un motivo que apunta a la Pasión. Calza sandalias, como las esculturas romanas del Buen Pastor y completa su iconografía con el cayado, el zurrón y el calabacino.
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