Don Manuel González, un santo de la calle Vidrio
Niño seise de la Catedral de Sevilla, ‘obispo de los Sagrarios abandonados’, impulsor de la gran familia de la Unión Eucarística Reparadora, fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret y de la revista El Granito de Arena, prelado de Málaga y Palencia… Estos son algunos de los hitos más significativos de la vida del beato Manuel González, el ‘apóstol de la Eucaristía’, a quien el papa Francisco canonizará el próximo 16 de octubre, en una solemne ceremonia que se celebrará en la Plaza de San Pedro.
No por esperada la noticia ha generado menos alegría, y se ha hecho sentir de forma especial en las diócesis de Palencia, Málaga, Huelva y Sevilla, donde pervive la huella de un hombre santo, un hijo de la Iglesia enamorado de Jesucristo Sacramentado. Y de forma muy especial en todas las comunidades de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, las Nazarenas, presentes en ocho países de dos continentes.
Las Nazarenas de Sevilla
La congregación cuenta desde el 15 de mayo de 1961 con una comunidad en la Archidiócesis de Sevilla, a los pies de la Giralda, en el número nueve de la calle Mateos Gago. Está compuesta por nueve religiosas, dos de las cuales se encuentran en la casa Nuestra Señora de la Estrella de Palomares del Río, una localidad muy vinculada a la trayectoria vital y espiritual del ‘obispo de los Sagrarios Abandonados’.
María Lourdes Caminero, palentina de cuna, es la superiora de esta comunidad sevillana desde hace algo más de nueve meses, y expresa en nombre de toda la comunidad la “inmensa alegría que embarga a las religiosas desde que hemos conocido la decisión del Santo Padre de canonizar a nuestro fundador el próximo 16 de octubre”. La notificación de esta fecha era una noticia muy esperada desde que se diera oficialidad al milagro atribuido a la intercesión del beato Manuel González. Desde entonces, la superiora reconoce que han recibido “muchísimas muestras de afecto desde Sevilla y fuera de la provincia”, de gente que, como ellas mismas, “estaban convencidas de que don Manuel era santo”.
“Un santo de almacén”
Nada más recibir la noticia de la canonización, la superiora subrayó el mensaje del futuro santo como eje de su legado: “él decía que quería ser un santo de almacén, quería que entendiéramos la importancia de la Eucaristía”.
Estos días se están acelerando en la comunidad las gestiones de cara al viaje a Roma para participar en la ceremonia de canonización. Pero además se trabaja en la configuración de un programa religioso y cultural en torno a la figura del patrono de los seises, a expensas de su concreción en el calendario. Sevilla contará con una nueva referencia en el santoral de la Iglesia, y lo que algunos ya tenían asumido será una certeza oficializada por la Santa Sede en todo el mundo. Vox populi, vox Dei.