El arzobispo clausura el VII Campamento de Monaguillos
El Seminario Menor en Familia ha celebrado estos días su tradicional Campamento de Monaguillos, en el que han participado una treintena de niños de entre 3º de Primaria a 1º de Bachillerato.
El encuentro tuvo lugar del 1 al 4 de julio en la Casa de Formación y Espiritualidad del Movimiento Cultural Cristiano en Guadalcanal y concluyó ayer con la Eucaristía en la Parroquia Santa María del pueblo, presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y concelebrada por los formadores del Seminario y el párroco de la localidad, Aniceto Vadillo. En esta también han estado presente las familias de los monaguillos.
Durante su homilía, el arzobispo alentó a los monaguillos a descubrir su vocación. “Es misión de la Iglesia ayudar a cada uno a descubrir esa vocación a la que Dios nos llama”, apuntó. También recordó cómo les contó a sus padres por primera vez a los ocho o nueve años que quería sacerdote. Finalmente, animó a los chicos a, “por ahora, estudiar, sacar buenas notas y portarse bien en casa”.
Por su parte, el vicerrector del Seminario Metropolitano, Manuel Jiménez, destaca que han sido “días de convivencia, de alegría” y también de presentar la vocación con naturalidad, “de suscitar preguntas importantes en los niños como qué quiere Dios de ellos o cuál es el porqué de sus vidas”.
En relación a los niños participantes, señala, “había un grupo numeroso que venía de Guadalcanal, pero la mayoría eran chicos de parroquias o colegios de la Archidiócesis”. Además, “muchos están en el Grupo Samuel, en el Seminario Menor en Familia o participan en las convivencias de monaguillos que celebramos durante el año”, añade.
A lo largo de estos cuatro días, los niños y adolescentes, acompañados de varios seminaristas mayores que han servido como monitores, ha compartido momentos de oración, han participado en la Eucaristía diaria y en una vigilia de adoración al Santísimo. En este sentido, Jiménez se sorprende de “la gran sensibilidad de estos niños para las cosas del Señor” y del silencio que guardaban durante estos momentos. Por otro lado, también han tenido un tiempo de formación a la vez que han podido disfrutar de la naturaleza con excursiones, juegos y veladas. “Especialmente emocionante fue la vigilia preparada por uno de los seminaristas, en la que los padres de los monaguillos les habían escrito una carta y estos la leyeron ante el Señor, palpando el amor del Padre en el amor de sus padres”, comenta Manuel Jiménez.
Finalmente, el vicerrector agradece la colaboración de todo el pueblo de Guadalcanal, de la comunidad parroquial y su párroco, así como del grupo de madres de los monaguillos que se han encargado de las comidas durante el campamento.