El arzobispo reconoce el dilatado servicio de dos feligresas de San Sebastián
El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, hará entrega el próximo martes, 20 de diciembre, a las ocho de la tarde, dos medallas Pro Ecclesia Hispalense a sendas feligresas de la Parroquia de San Sebastián, de la capital, en reconocimiento a su dedicación “ejemplar” a la Iglesia diocesana durante tantos años. Ellas son Josefa González y Concha Picón.
El párroco, Isacio Siguero, ha agradecido en nombre de toda la comunidad parroquial “su testimonio de fidelidad y entrega” y ha reconocido que todos “estamos muy contentos, porque se valora a dos personas que ya tienen mucha autoridad moral y despiertan gran admiración en todos”.
Por un lado, Josefa González Esteban nació en Ávila, en el seno de una familia cristiana, y ha pertenecido a las Marías de los Sagrarios y a la Acción Católica desde su infancia y juventud. Casada con un médico rural, ha desarrollado una intensa actividad como maestra de vocación, destacando los 25 años que pasó en la localidad de El Rubio, donde sigue siendo recordada. Trasladada a Sevilla, se vinculó a la Parroquia de San Sebastián, donde desde hace 26 años presta su servicio al frente de la coordinación de la Catequesis parroquial, “dando muestras de fidelidad y un espíritu de servicio encomiable”, destaca Siguero. A sus 92 años continúa participando en las reuniones del grupo parroquial de Acción Católica y del grupo Iglesia Samaritana, creado con el fin de desarrollar proyectos de ayuda al Tercer Mundo, en coordinación con Manos Unidas y Cáritas. “Es una mujer de una profunda vida espiritual y un auténtico referente para sacerdotes y laicos, que siempre han acudido a ella buscando ayuda y consejo”, añade el párroco.
Ante este reconocimiento, Josefa asegura que supone “una alegría que Dios me da a mis años” y que seguirá colaborando con la parroquia “hasta que Él diga, porque Dios no pide lo imposible. Si estoy aquí es porque Él lo quiere”. Asimismo, confiesa sentirse “querida por toda la comunidad parroquial y por el barrio” y destaca la buena relación existente con todos los sacerdotes que han pasado por San Sebastián: “Cuentan conmigo y yo con ellos para todo. No puedo pedir más”.
Por su parte, Concha Picón González es natural de Cáceres y tiene en la actualidad 81 años. Está casada con Felipe Rubio, quien fuera hermano mayor de la Hermandad de la Paz y hermano de honor desde hace años por su especial dedicación a esta corporación vinculada a la Parroquia de San Sebastián. El matrimonio ha desarrollado muchas tareas en beneficio de la parroquia, colaborando estrechamente con todos los párrocos, desde su llegada hace 52 años. Concha, además, pertenece desde su juventud a Acción Católica y continúa, al igual que Josefa, al frente del grupo Iglesia Samaritana. En el año 2013 fue nombrada presidenta diocesana de la Acción Católica General, cargo en el que sirvió hasta 2016, tras muchos años de trabajo en esta entidad diocesana. No en vano, concluye Isacio Siguero, “siempre se ha destacado por su entrega desmedida y por su dedicación incansable a cuantas tareas, diocesanas y parroquiales, le han sido encomendadas”.
Ella, sin embargo, considera humildemente que “no merezco esta medalla”. Reconoce que cuando lo supo sintió “un shock tremendo, jamás lo habría pensado para mí”. Este galardón la hace sentir “como si mi madre, que es la Iglesia, me diera un abrazo y me consintiera. Me siento emocionada y arropada por toda la comunidad parroquial, pero sobre, todo agradecida a Dios”. Igualmente, insiste en que en su familia “todos están como locos con la noticia. Para ellos también ha sido una gran ilusión”. Finalmente, confiesa que recibir esta medalla la ha hecho reflexionar sobre su vida y “querer todavía más a la Iglesia”.