El Espíritu de Dios hace nuevas todas las cosas
A la hora de sentarme a escribir esta reflexión y experiencia, en la participación de esta realidad de la Iglesia en nuestro país, para mí única, que hemos vivido en el Congreso Nacional de laicos, no puedo sino evaluar muy positivamente todos los aspectos que han sido cuidados en el Congreso. Además de cómo viví cada uno de ellos.
Por descender a datos concretos. Fue buena:
- la organización, comenzando por la acogida. Los voluntarios lo hicieron de manera que nadie estuviera sin ser atendido.
- los materiales, muy cuidados y que ayudaban a seguir los actos programados.
- las celebraciones, tanto en su cuidada “puesta en escena” resaltando lo que allí se celebraba y que ayudaban a rezar, como en el acompañamiento musical que ayudaba.
- la animación y la música que ambientaba cada momento, principalmente muy alegre el Festival de la noche.
Podría seguir pero así lo describo en términos generales.
Paso a los actos celebrados en plenario a destacar ante todo:
- La Vigilia, preciosa en su creatividad y bien elegida sus tres partes. Creatividad que ayudaba a adentrarte en la oración y con estilo sencillo y moderno. Cuanto se puede aprender al ver cómo se puede ir reconvirtiendo este modo de ayudar a rezar, a encontrarse con Dios, a mostrarlo cercano, a vivirlo de otra manera… a aprender y danos ideas.
El mundo, la sociedad, la manera de expresarnos, cambia. Y para que nos acerquemos y ayudemos a que otros se acerquen, hay que cambiar esquemas y hacerlos mas atractivos, acercándonos al sentir de los creyentes de hoy. No digamos ya a ayudar a que se acerquen los alejados, agnósticos, no creyentes. Acercarnos todos al “Dios desconocido”, del que habla S. Pablo y que podemos creer que ya conocemos del todo. Ayudar a la experiencia de Dios, aunque esta sea obra del Espíritu. Para mí fue una llamada a la creatividad en este orar juntos.
- La Inauguración fue otro acto plenario que, mostrando participaciones y aspectos interesantes, en menos tiempo hubiera sido mejor. Pero hay que destacar que todo estaba medido y bien pensado.
- El Concierto-Festival oportuno y muy alegre, disfrutando mucho los participantes jóvenes que manifestaron, bailando las canciones, ampliamente, y que mostró que, desde la fe, también con la música se invita a la participación, al baile, al desfogue alegre al final del día y pasándolo, sanamente, muy bien. Siempre la presencia de Jesús de fondo en las letras de sus canciones. Era precioso ver al público, principalmente jóvenes pero no sólo ellos, unido a los sentimientos que expresaban como grupos de músicos creyentes. Y festejando el ser creyentes y serlo con alegría!!!
- El Final, donde los presentadores de las conclusiones intentaron hacerlo divertido o como decirlo entretenido, para no ser muy pesados en algo que suele ser difícil de hacer.
- A destacar las Ponencias de apertura de cada Itinerario, muy buenas y aprovechables para seguir reflexionando sobre ellas.
- Original cómo se plantearon las líneas temáticas que iban unidas a las experiencias y testimonios. Aunque muy diferentes sus distintas aportaciones. Pero la diversidad es una riqueza o una invitación a mejorar.
- No quiero dejar pasar la Capilla con el Santísimo expuesto las 24 horas, nunca vacía, El en el centro de esta experiencia que hacíamos entre todos. Bien preparada para el recogimiento y la oración. Momento de encuentro al pasar o al quedarte rezando un rato con El.
¿Nuestra Diócesis con qué se queda o puede quedarse?
En cuanto a la posibilidad de encontrar ideas para dar pasos en la Diócesis, creo que allí se vivieron momentos que hacen reflexionar sobre cambios en nuestro modo de ofrecer ayudas, medios, en la vivencia de la fe.
O como nos dice el Objetivo que tuvo este Congreso:
El objetivo del Congreso es impulsar la conversión pastoral y misionera del laicado, como signo e instrumento del anuncio del Evangelio, de la esperanza y de la alegría, para acompañar a los hombres y mujeres en sus anhelos y necesidades, en su camino hacia la vida plena.
¿Cómo hacer esto?
Importante y fundamental la formación, invitando a ser posible en grupos, pero haciendo un planteamiento “posible”, con el fin de que puedan seguirlo también los que su tiempo diario es corto: las horas de trabajo, la atención a la familia, la poca creencia de que la parroquia sea la que haga posible que se sientan atraídos a una tarea formativa en grupos… la sinodalidad que tenemos que “inventarnos” para hacerla real y factible. Así nos prepararemos también para nuestra inserción en la vida política, en la ayuda a otros con el nuevo anuncio, en la Doctrina Social de la Iglesia.
Creo que es tarea de toda la Diócesis, con los Movimientos que ofrezcan sus iniciativas, las parroquias en donde nos ofrezcamos a ayudar y hacerlo posible, la unión con los sacerdotes demostrando que somos complementarios los laicos con ellos, no competidores, la formación de acompañantes de los grupos… y todo lo que se nos vaya ocurriendo siendo ayudados por el Espíritu de Dios que “hace nuevas todas las cosas”
Natalia Cordón Oliveras, miembro del Consejo de Pastoral Diocesano
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