El estandarte mariano de la Hermandad de los Negritos
El próximo 18 de mayo la venerada Virgen de los Ángeles, de la antigua y popular Hermandad de los Negritos, será coronada en la Catedral. Con este gozoso motivo presentamos el valioso Simpecado mariano que posee esta corporación del Jueves Santo.
Este estandarte fue estrenado el día de la festividad de la Virgen de los Ángeles del año 1782, con el amadrinamiento de la Hermandad del Santísimo Rosario de la Parroquia del Sagrario. Fue encargado y costeado por la congregación de mujeres del Santísimo Rosario de Nuestra Señora de los Ángeles, grupo femenino establecido en la Capilla de los Ángeles que obtuvo licencia canónica en 1741, pero del que tenemos noticias al menos desde 1690, año en que organizan un rosario público por las calles. Colaboraban en la organización y financiación de los cultos de la Virgen, especialmente el triduo del jubileo que se celebra aún hoy en la Capilla en el mes de agosto.
Bordado en hilos de plata y colores sobre terciopelo carmesí, con diseño de rocalla y fondo de malla de pequeños tréboles o estrellas, el centro lo ocupa una original pintura anónima al óleo sobre lienzo de la Virgen de los Ángeles portando en sus manos un cáliz, el cual, al igual que la corona, la ráfaga y la media luna, son de aplicación de orfebrería. La imagen de la Virgen aparece vestida con atuendo sacerdotal, ya que además del manto, la saya de color negro y la toca monjil habituales en las Dolorosas de esta época, lleva roquete blanco sobre la saya, además de una estola negra cruzada en la que aparecen pintados en plata los atributos de la Pasión. Completa esta singular iconografía un rosario dorado que cuelga del cuello de la Virgen, ya que este estandarte se encarga para presidir el rezo público del Santo Rosario.
La Virgen sostiene entre sus brazos una toalla o manípulo de color blanco, en cuyos extremos podemos advertir dos ángeles arrodillados, en actitud de adoración ante el cáliz que María sostiene, el cual es una alegoría de la Pasión de Cristo que sustituye a la corona de espinas que la imagen portaba habitualmente en su altar. El cáliz aparece situado a la altura del vientre de la Virgen, relacionando así la Encarnación del Verbo con la institución de la Eucaristía.
Haciendo referencia a su advocación, la imagen de la Virgen aparece rodeada de pequeños ángeles en diversas posturas, que aportan movimiento a la composición frente al estatismo e hieratismo de la imagen mariana.
Esta iconografía de María como sacerdotisa presenta a la Virgen en el Calvario como sacerdote que ofrece a Dios el sacrificio de su Hijo en el altar de la cruz por nuestra salvación. El franciscano ursaonense nacido a finales del siglo XV, Francisco de Osuna afirma: “María, cumpliendo una función sacerdotal mientras se mantenía en pie junto al altar de la cruz, ofreció por nosotros a Dios Padre una víctima viviente, su Hijo”.
Antonio Rodríguez Babío
Delegado diocesano de Patrimonio Cultural
Fotografía: Daniel Villalba
2 comentarios
No entiendo porqué se insiste en presentar esta imagen de la Virgen de los Ángeles como María sacerdotisa, lo cual no deja de ser una idolatría. Sin mayores complejidades María se presenta aquí vestida de viuda del XVI (modelo de vestir a las dolorosas hasta bien entrado el XIX e incluso hasta la actualidad), no es un roquete lo que lleva puesto sino la toca de viuda que aún llevan muchas dolorosas, la estola negra es símbolo de luto (de ahí proviene el crespón negro), y como todas las dolorosas antiguas con las manos abiertas soporta en ellas un sudario (no un manípulo) con diversos atributos de la Pasión de Cristo (en este caso su Sangre en el Cáliz). No hay más que observar cualquier otra representación antigua de dolorosas para ver que es un modelo iconográfico cotidiano (véase el libro de reglas de 1720 de la Macarena sin ir más lejos, o la representación antigua de las Angustias de Granada que vestida así y sobre sudario presenta como atributo el Cuerpo de Cristo en su totalidad). No hay otra mayor pretensión, y debería evitarse poder crear confusiones iconográficas, y aún peor litúrgicas, innecesarias.
Buenas tardes José. Agradecemos su comentario.
Sobre el respecto, consultar: Jiménez Sampedro, Rafael: «La Virgen vestida de sacerdotisa», en Boletín de las Cofradías de Sevilla, numero 546, 2004.
Saludos