El Instituto de Ciencias Religiosas: Un servicio a la comunión y a la misión
Queridos hermanos y hermanas:
Dedico esta carta semanal al Instituto Superior de Ciencias Religiosas “San Isidoro y San Leandro” que tan buenos frutos está dando en nuestra Archidiócesis en la formación teológica del laicado, de la vida consagrada y de los aspirantes al diaconado permanente. El primer domingo de marzo, también por este medio, os daba noticia de la confirmación, por parte de la Congregación para la Educación Católica, del decreto de erección del Instituto, que venía a confirmar el excelente trabajo que se ha venido realizando durante los cuatro cursos académicos precedentes.
Efectivamente, vamos dando los pasos pertinentes para que nuestro Instituto sea, tanto en nuestra Archidiócesis como en España, una institución académica de referencia por la seriedad de su funcionamiento, la calidad de la docencia y de la formación que imparte y su capacidad investigadora. En esta dimensión académica e investigadora estamos centrando muchos esfuerzos.
Ello se refleja en la composición del claustro. De los 34 profesores actuales, 18 son doctores en filosofía y teología, mientras que los 16 profesores restantes son licenciados en teología, filosofía, lenguas modernas y distintas ciencias humanas como pedagogía, psicología, historia o sociología. También es de destacar la biblioteca, muy bien gestionada por el Centro de Estudios Teológicos, que actualmente cuenta con un depósito de más de 70.000 volúmenes. Así se explica la confianza que han puesto en nosotros más de 300 alumnos, que hace que nuestro Instituto esté entre los primeros de España en número de matrículas.
Personalmente estoy convencido de que el quehacer teológico tiene que estar flanqueado por la comunión y la misión para que no se quede en un ejercicio fríamente academicista. El punto de partida debe ser la comunión estrecha de profesores y alumnos con Jesucristo, la comunión en plano doctrinal con el Magisterio de la Iglesia y la comunión entre nosotros. En este sentido agradezco la colaboración de las Delegaciones diocesanas de Enseñanza, Catequesis, Apostolado Seglar, Misiones, Familia y Vida, Medios de Comunicación, Liturgia y Hermandades. Colaboran también el Centro de Estudios Teológicos, los Departamentos diocesanos de Pastoral del Sordo y Catecumenado Bautismal, el organismo responsable de la formación de los candidatos al lectorado y acolitado, así como el encargado de la formación de los candidatos al diaconado permanente. No olvido a los movimientos, asociaciones e instituciones de nuestra Archidiócesis que, coordinados por la Delegación de Apostolado Seglar, colaboran en el Seminario de Estudios Laicales.
Junto a la comunión, hemos de potenciar también la misión. El estudio de la teología no puede tener como finalidad última la simple erudición. Su objetivo primordial es la evangelización y el anuncio de Jesucristo a nuestro mundo, algo que debemos potenciar y cuidar más si cabe a partir del próximo curso 2015-16.
Por esta razón, vamos a incluir en los compases iniciales del curso un Día de acogida a los alumnos, en el que se explique la naturaleza y los fines originales de esta institución académica, haciéndoles ver que los estudios y conocimientos que puedan adquirir son para ponerlos al servicio de la misión apostólica de la Iglesia.
En mis visitas al Instituto he conocido a laicos cristianos de gran hondura religiosa, que pueden prestar, y están prestando ya, un importante servicio a nuestra Iglesia diocesana desde las Delegaciones diocesanas, Cáritas, Manos Unidas, Hermandades y parroquias. Para ello, y con el fin de acompañar a los alumnos en la orientación de sus estudios, se va a crear un Servicio de atención al alumnado, consistente en tutorías periódicas, que coordinadas desde la Delegación diocesana de Medios de Comunicación, permitan un acompañamiento personalizado, para que los alumnos descubran cómo pueden colaborar con la Iglesia al finalizar sus estudios.
En este sentido cobran vida las palabras de san Isidoro de Sevilla en las Sentencias al afirmar que “la doctrina sin vida se vuelve arrogante, y la vida sin doctrina se hace inútil”. Así pues, teología, comunión y misión son tres realidades inseparables que yo personalmente quiero hacer visibles en el Instituto.
Os recuerdo que para ser alumno ordinario y acceder a la titulación oficial de Bachillerato y Licenciatura en Ciencias Religiosas es necesario poseer los estudios exigidos para acceder a la Universidad. También es posible que aquellos alumnos que no puedan o no quieran acceder a dicha titulación se matriculen como oyentes, sin necesidad de rendir exámenes. Además siempre es posible matricularse de asignaturas sueltas. También es posible matricularse en cualquiera de las escuelas diocesanas donde no se exigen estudios previos.
Para finalizar, la dirección del Instituto me pide que os recuerde que durante el mes de junio está abierto el plazo de preinscripción, que la información necesaria la tendéis en los folletos explicativos del Instituto, y que en la segunda quincena de junio recibiréis una información más detallada.
Encomiendo a la Virgen María y a los santos Isidoro y Leandro los trabajos y frutos que cabe esperar de esta obra importante de nuestra Iglesia diocesana.
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla