El paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Carmona
En el año 2008 la Primitiva Hermandad del Nazareno de Carmona estrenó un nuevo paso diseñado por el pintor sevillano de proyección internacional Juan Fernández Lacomba, quien desde el respeto absoluto a la tradición es capaz de alejarse de la mímesis que caracteriza a estos encargos, para avanzar en una aportación plagada de referencias simbólicas y litúrgicas.
La estética de nuestras hermandades y cofradías suele caracterizarse por la repetición de modelos y arquetipos tomados del pasado, especialmente del Barroco, siendo prácticamente nulas las propuestas evolutivas y contemporáneas exceptuando algunas iniciativas como las interesantes y poco valoradas aportaciones del pintor Juan Miguel Sánchez para la Hermandad de los Negritos, los paños de la Verónica del Valle o el desaparecido palio de la Virgen de las Veredas de Utrera, de José Pérez Conde.
Por eso es tan destacable el paso del Nazareno de Carmona obra, de Juan Fernández Lacomba. Como el propio autor señala, el punto de partida para el diseño del paso es la imagen de Jesús Nazareno, magnífica obra de Francisco de Ocampo de 1607, que aparece acompañado por la figura del Cirineo, con los elementos configuradores de su iconografía como la cruz de carey y plata o las potencias y la corona de espinas de plata. El paso, que se plantea a partir de los conceptos de severidad, austeridad y elegancia, se concibe como un altar procesional, desarrollado a partir de la idea del cáliz y la patena ya que estas andas pretenden ser una metáfora de la entrega sacrificial de Cristo, materializada en la forma de un gran plano, que el artista vincula a la patena, que sostiene “un tanto ingrávidamente” la escena al descansar sobre cinco esferas doradas creando un vacío intermedio entre el cuerpo superior y el inferior de la canastilla. Este cuerpo inferior se articula de manera complementaria con formas en negativo y en positivo respecto del superior, dotando así de movimiento al conjunto.
La ausencia de talla y decoración de la canastilla del paso evoca tanto la elegancia y pureza renacentistas y neoclásicas como el minimalismo contemporáneo, reforzado por el color rojo oscuro en laca semimate de tradición oriental que otorga singularidad y nobleza y que enlaza con otros materiales exóticos presentes como el carey de la cruz que abraza el Nazareno, color que adquiere toda su dimensión en la oscuridad de la noche y en el contraste con las calles de cal blanca por las que discurre la procesión, como remarca el artista.
Es destacable igualmente el diseño de los respiraderos y faldones con galones dorados y plateados formando una trama que juega con el diseño de la cruz de Jerusalén, así como las maniguetas, inspiradas en los relicarios renacentistas, en cristal y plata.
En definitiva, todo el conjunto no es sino una invitación a elevar la mirada hacia el rostro misericordioso del Nazareno.
Foto: JESÚS GARCÍA BONILLA
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