El sacristán de San Andrés recibe la Medalla pro Ecclesia Hispalense
En la mañana del 18 de octubre, tras la función principal de la Hermandad de Santa Marta, el Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, hizo entrega de la medalla Pro Ecclesia Hispalense al sacristán de San Andrés y San Martín, Francisco Gómez, “por su entrega y servicio continuado a la Iglesia en Sevilla”.
Francisco lleva siete años como sacristán de este templo sevillano, si bien, como él mismo reconoce, son pocos los grupos de pastoral en los que no colabora: desde la Cáritas parroquial, a la Pastoral de la Salud, la hermandad y, por supuesto, en la Liturgia.
“Al principio no supe reaccionar porque no lo esperaba”, confiesa el sacristán al que sorprendieron en plena ceremonia de la corporación del Lunes Santo. Francisco, además, destaca por su gran humildad, que demuestra colaborando con distintas realidades diocesanas “sin que nadie sepa nada”. Ante este homenaje, considera que “no lo merezco, pero me ilusiona porque es un bonito detalle de mi parroquia”.
Sobre la medalla
Es una copia de un pectoral de bronce de gran interés arqueológico encontrado en las inmediaciones de Sevilla, que debió pertenecer a un obispo o sacerdote de la época visigótica, en los tiempos en que rigieron sucesivamente la Archidiócesis los santos arzobispos Leandro e Isidoro.
El medallón, en bronce, presenta en su anverso grabado en sencilla silueta el Salvator Mundi, según la iconografía de la época, con el cáliz eucarístico y el anagrama griego IHS –iota, eta, sigma-, primeras letras del nombre de Jesús. En el reverso se representa el crismón, anagrama también griego de Cristo.
Este medallón es, junto con el sarcófago paleocristiano de Écija, la antigua sede Astigitana, el testimonio más antiguo de la Archidiócesis, y por ello se ha elegido como símbolo en la medalla que se entrega a aquellas personas que se han distinguido por sus buenos servicios a la Archidiócesis.