Archidiócesis de Sevilla

El Tenebrario formaba parte del Oficio de Tinieblas en Semana Santa, y en él se colocaban las quince velas que se iban apagando al término de cada salmo del Oficio Divino cantado por lo canónigos. Debió existir en la primera catedral de Sevilla, antes de la actual, un Candelero de Tinieblas de estilo gótico, de dimensiones más pequeñas que el actual. Consta que en 1553 ya gestionaba el Cabildo la realización de uno más a todo con la nueva Catedral. Hasta 1559 no se presentó un proyecto definitivo por el maestro mayor Hernán Ruiz II, que fue definitivamente aprobado. Se encargó la construcción del candelero al maestro de rejería Pedro Delgado y al fundidor Bartolomé Morel.

El fuste del gran candelero, hecho de distintas clases de metales, consta de cinco partes, y está coronado por un cuerpo triangular que sirve para colocar las quince velas. La parte alta  está compuesta por diversos motivos decorativos y por quince imágenes, todo esculpido en madre de nogal y castaño. Los escultores Juan de Giralte y Juan Bautista Vázquez el Viejo fueron los encargados de realizar la parte alta del tenebrario. Es difícil identificar a las quince figuras que llevaban las velas, pero sin duda doce son los apóstoles y la central parece ser la Virgen María. En cualquier caso, el conjunto es de una enorme grandiosidad, propia de la catedral para la que fue hecho este Tenebrario, que se usaba para los Oficios de Semana Santa. Una obra de arte de esta magnitud, y por algunas dificultades surgidas en el proceso de su realización, tardó en hacerse desde 1559 a 1564.

Esta colaboración de varios artistas para una sola obra que logró el maestro mayor Hernán Ruiz II para el Tenebrario, indica la capacidad de acoplamiento para la realización de una empresa artística mayor, como fue la de la parte superior de la Giralda.

Fernando Gª Gutiérrez, S.J.

Delegado Diocesano de Patrimonio Cultural