EL VIA CRUCIS
Obvio es decir que esta semana todas las noticias ceden el protagonismo a la renuncia del Papa Benedicto XVI. En esta web y en muchos sitios más se está tratando esta cuestión suficientemente. Sólo queda, en la línea de la nota de prensa emitida el pasado lunes por la Archidiócesis, sorprendernos y admirarnos por la decisión del Santo Padre, y agradecer su entrega, su sabiduría, su magisterio y su amor demostrado en estos años de pontificado. Y por su servicio a la Verdad, que es Jesucristo. En las propias palabras de Benedicto XVI, de hace tan sólo unos días: "Tenemos que sentirnos dichosos porque Dios nos ha dado esta gracia. La belleza de conocer la plenitud de la Verdad de Dios, la alegría de su amor".
Bajo el amparo del Espíritu Santo, la vida de la Iglesia va a seguir continuando en espera del cónclave y este domingo tendrá lugar en Sevilla el Via Crucis Magno en el que participan catorce imágenes de Cristo de nuestra Semana Santa en sus pasos. Desde hace algunos meses, con decir simplemente “el via crucis” ya sabemos a qué nos estamos refiriendo. La carta pastoral al respecto escrita por el Arzobispo nos explica perfectamente el por qué y el para qué de este via crucis en el contexto del Año de la Fe. También nos visitaba en “El Espejo de Sevilla” del pasado viernes el Delegado Diocesano de Hermandades, Manuel Soria, para explicarnos su organización y los frutos espirituales y pastorales que se esperan.
Aun sabiendo las dificultades logísticas que se han tenido que vencer, las Hermandades de Sevilla van a tener en el Año de la Fe un acto significativo y acorde a la altura de su historia y de su trascendencia. Eso sí, un acto que debe ser complementado con lo que cada hermandad viene llevando a cabo en su vida interna para crecer en la fe, en participación sacramental, en el conocimiento de la Palabra y en la caridad.
Me gustaría recalcar la dimensión eclesial y diocesana del via crucis, un acto de la Archidiócesis en el entorno de nuestra iglesia madre, la Catedral. Seguro que hay sitios más amplios y cómodos pero ninguno tan idóneo como el elegido, precisamente por esta razón. Además, se le da el protagonismo merecido a las hermandades, tan importantes en la vida de la Archidiócesis y que se verán representadas por las de la ciudad de Sevilla. Por homogeneidad con todos los actos diocesanos del Año de la Fe, no era conveniente multiplicar celebraciones similares en los pueblos, de la misma manera que ha habido un encuentro diocesano de catequistas también en la Catedral, por ejemplo.
No se puede dejar de mencionar el cariño y la generosidad con que las hermandades acogieron esta iniciativa diocesana desde el principio, así como el esfuerzo y trabajo de los implicados: la Vicaría Episcopal para la Nueva Evangelización, la Delegación Diocesana de Hermandades, el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla y el Ayuntamiento de Sevilla.
Pero tampoco se puede dejar de mencionar que éste no es el único acto de las hermandades en el Año de la Fe. Además de su creciente vida sacramental, formativa y caritativa a la que hemos aludido antes, en muchos casos se está estudiando específicamente el Compendio del Catecismo o el Itinerario de Formación de Adultos (de la Conferencia Episcopal Española). Ni es el único acto diocesano del Año de la Fe, evidentemente. La realidad de la Iglesia de Sevilla es más plural, como se viene mostrando en “El Espejo de Sevilla” de cada viernes.
Lo único que queda es esperar que este Via Crucis nos lleve a reencontrarnos con Jesucristo y su entrega redentora por el camino de la Cruz. Ése es el gran objetivo del via crucis porque ése es el gran objetivo del Año de la Fe.
PD: Qué gran testimonio de su actividad misionera en Moyobamba (zona amazónica de Perú) nos dejó también en el programa del pasado viernes Diego Román, sacerdote diocesano que, tras ser párroco en Burguillos y San Ignacio del Viar, en octubre de 2010 marchó a responder a su vocación dentro de la vocación. Sacerdote y misionero, su experiencia nos ha de servir para valorar lo que tenemos y para sentirnos más cerca de nuestros hermanos de América, máxime en Sevilla, desde donde partió el anuncio de Cristo a las tierras del Nuevo Mundo.
Marcelino Manzano.
(Twitter: @Marce_Manzano)