Encuentro y diálogo del Papa Pablo VI y el Patriarca de Constantinopla
En vísperas de la beatificación del Venerable Papa Pablo VI he considerado oportuno poner en tus manos el dialogo ecuménico que tuvieron Pablo VI y el Patriarca de Constantinopla Atenágoras I, el 5 de Enero de 1964 en Jerusalén. Este dialogo es para leerlo, releerlo y aprender tanta lección de humildad, de apertura de corazón sincero y abierto al espíritu de Dios, de búsqueda de la voluntad de Dios y de fidelidad a las palabras de Jesús: “Padre, que todos sean uno para que el mundo crea……….” (Juan-17).
Los dos dispuestos a renunciar a todos los honores y privilegios que pudieran ser obstáculos para llegar a una comunión plena, formando una sola Iglesia, la que Jesús quiso.
Es un dialogo conmovedor y de unas consecuencias enormes para el Ecumenismo.
Este encuentro y dialogo providencial e histórico hizo posible el encuentro de San Juan Pablo II y el Patriarca de Constantinopla Dimitros y los encuentros del Papa Benedicto XVI y últimamente el encuentro del Papa Francisco con el hoy Patriarca de Constantinopla Bartolomé I.
Jerusalén – entrevista del 5 de enero de 1964
El Patriarca comienza la entrevista en Inglés.
El papa dice: entiendo el inglés pero no lo hablo fluidamente.
Athenágoras: Entonces hablemos francés.
Pablo VI: Así será más fácil para mí…. quiero comunicarle toda mi alegría, mi emoción. Verdaderamente pienso que es un momento en que vivimos en presencia de Dios.
A: En presencia de Dios, lo repito
P: Y no tengo otro pensamiento que el de hablar con Dios mientras hablo con Ud. Estoy muy bien, su Santidad.
A:…. profundamente emocionado. Las lágrimas me vienen a los ojos.
P: Y como es verdaderamente un momento de Dios, hay que vivirlo con toda la intensidad, toda la verdad, todo el deseo de seguir adelante (Athenágoras: …. por los caminos de Dios).
P: ¿Tiene su Santidad alguna idea, algún deseo, al cual yo pudiera corresponder?
A: Tenemos el mismo deseo….
P: Así es, nosotros somo dos caminos que quizás van a encontrarse.
A: Tenemos el mismo deseo. Cuando leí en los diarios que ud. había decidido visitar este país, inmediatamente se me ocurrió que nos encontrásemos aquí y estaba seguro que recibiría, de su Santidad la respuesta…. (Pablo VI: afirmativa) afirmativa, ya que confío en su Santidad. Yo lo veo, yo lo veo, sin querer adularlo, en los Hechos de los apóstoles, yo lo veo en las Cartas de San Pablo, de quien Ud. toma su nombre, yo lo veo aquí, si yo lo veo.
P: Le hablo como hermano: sepa que tengo la misma confianza en Ud. Pienso que la Providencia lo eligió a Ud. para continuar esta historia
A: Yo pienso que la Providencia lo eligió a Ud. para abrir el camino de su predecesor.
P: La Providencia nos eligió para que nos entendiésemos.
A: Los siglos lo esperaban, para este día, este gran día… qué alegría… en esta pequeña pieza. Qué alegría había en el Sepulcro, qué alegría había en el Gólgota, qué alegría en el camino que Ud. hizo ayer. [el Vía crucis]
P: Estoy de tal manera rebosante de impresiones que hará falta mucho tiempo para dejar que se calmen (sonrisa) e interpretar toda esta riqueza de emociones que tengo en mi espíritu. Pero quiero aprovechar este momento para expresarle la lealtad absoluta con la cual siempre trataré con Ud.
A: Digo lo mismo.
P: nunca le ocultaré la verdad
A: Siempre tendré confianza.
P: No tengo ningún deseo de decepcionarlo, de abusar de su buena voluntad. No deseo otra cosa que seguir el camino de Dios.
A: Tengo una confianza absoluta en Su Santidad. Absoluta, absoluta. Siempre tendré confianza, siempre estaré de su lado.
P: Para no faltar a merecerla, ahora sepa Su Santidad que rezaré todos los días por Ella y por las intenciones que tenemos en común para el bien de la Iglesia.
A: Dado que tenemos este gran momento, estaremos juntos. Caminaremos juntos…. Ver a Su Santidad, a su Gran Santidad enviada por Dios, sí, el papa de gran corazón. )Ud. sabe cómo lo llamo? megalo-kardos, el papa de gran corazón.
P: Nosotros somos pequeños instrumentos
A: Es necesario ver las cosas así.
P: Cuanto más pequeños somos, somos mejores instrumentos, es decir que la acción de Dios debe prevalecer (Athenágoras: prevalecer) y ser la dueña de todas nuestras acciones. Por mi parte, vivo en la docilidad, en el deseo de ser lo más obediente a la voluntad de Dios, y de ser hacia ud. Santidad, hacia sus hermanos, hacia su medio, lo más comprensivo posible.
A: Lo creo, sin pedirlo, lo creo.
P: Yo se que es difícil, yo se que hay dificultades, que hay una psicología pero se también…. (Athenágoras: por ambos lados), que hay una gran rectitud y el deseo de amar a Dios, de servir a la causa de Jesucristo. Es sobre esto que yo tengo confianza.
A: En esto tengo confianza, junto, juntos….
P: No se si es el momento, pero veo lo que haría falta, es decir estudiar (Athenágoras: estudiar) juntos o designar a alguien.
A: Si, de ambos lados.
P: Me gustaría conocer cual es la idea de su Santidad, de su Iglesia sobre la constitución de la Iglesia. Es el primer paso.
A: Seguiremos sus opiniones.
P: Le diré lo que creo, que es lo exacto, lo que deriva del Evangelio y de la voluntad de dios y de la auténtica tradición. Le diré. Si hay puntos que no coinciden con su idea de la constitución de la Iglesia….
A: Lo mismo de mi parte.
P: Discutiremos, buscaremos encontrar la verdad.
A: Lo mismo de nuestra parte y estoy seguro que siempre estaremos juntos.
P: Yo espero, yo pienso, que quizás será más fácil que lo que uno piensa. Hay 2 o 3 puntos de doctrina en los que hemos evolucionado ya que se ha progresado en su estudio y que querría explicar – a su criterio si le parece – a sus teólogos el porqué de esto, sin poner en esto nada de artificial ni accidental sino lo que creemos, es el pensamiento auténtico (Athenágoras: en el amor de Jesucristo). Y otra cosa que parece secundario pero que tiene su importancia: todo lo referente a la disciplina, los honores, las prerrogativas, estoy bien dispuesto a escuchar lo que Su Santidad crea lo mejor.
A: Lo mismo de mi parte
P: Ninguna cuestión de prestigio, de primacía que no sea la que ha sido fijada por Cristo; pero en lo que hace a honores, privilegios, nada de eso. Veamos lo que Cristo nos pide y que cada uno tome su posición pero no con parámetros humanos de prioridad, de elogios, de ventajas, sino de servicio.
A: ¡¡Cómo me es Ud. querido en lo más profundo de mi corazón….!!
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