Entrevista a Juan Manuel Rodríguez, Delegado diocesano de Enseñanza: “La clase de Religión es una gran oportunidad para el diálogo religioso y social”
Juan Manuel Rodríguez Muñiz lleva doce años al frente de la Delegación Diocesana de Enseñanza, una instancia de la Iglesia en Sevilla desde la que se coordina la tarea de miles de profesores y del 80% de los alumnos matriculados. Porque, no lo olvidemos, una inmensa mayoría de los padres sevillanos elige para sus hijos la formación religiosa. Una asignatura que vuelve a estar de actualidad a raíz del proyecto de ley que ha anunciado el Gobierno central.
¿Cuál es el cometido de la Delegación de Enseñanza?
Atender, impulsar, acompañar, fomentar… Todo aquello que tiene que ver con la formación religiosa como parte necesaria de la educación integral de nuestros niños y jóvenes, descubriendo así la dimensión espiritual que tiene todo ser humano. Y, por ello, concretamente como parte fundamental de esta misión, nos preocupamos por atender de modo conveniente tanto a las personas que la imparten como a los programas curriculares que se aplican en todo el ámbito educativo.
¿Con qué medios cuenta para la atención a un colectivo tan numeroso?
Fundamentalmente se cuenta con el apoyo de la Archidiócesis, dotándonos de medios materiales y, sobre todo, de personas vocacionadas que forman parte de una red de coordinación sin las cuales sería imposible nuestra labor.
¿Cuántos profesores de Religión hay en los centros de enseñanza de la Archidiócesis?
Si nos referimos a los centros públicos, contamos con más de seiscientos profesores de Religión; y si tenemos en cuenta los centros concertados y privados el número sería mucho mayor.
¿Es alta la demanda de clase de Religión en Sevilla?
Actualmente estaríamos en torno al 80% de alumnos matriculados en la clase de Religión.
¿Podemos hablar de una demanda suficiente?
Sin duda, el respaldo es mayoritario. No olvidemos que es un derecho de los padres que le reconoce la Constitución Española y que lo posibilita, como no podía ser de otra manera, la ley educativa. Son ellos los que año tras año siguen eligiendo mayoritariamente esta enseñanza como parte importante de la formación integral de sus hijos.
¿Qué hace falta para ser profesor de Religión?
Además de tener la titulación adecuada, que exigen la Conferencia Episcopal Española y la actual legislación, se valora el nivel de compromiso e implicación eclesial del candidato, y sobre todo su vocación.
¿Qué perfil trazaría del profesor de Religión en Sevilla?
Una persona que no solo se identifica con la fe cristiana, sino que es testigo de ella, que está implicada y comprometida con su fe y que tiene cualidades para servir a la Iglesia en este campo tan especial de la educación. Concretamente, todo ello se traduce en un doble perfil que estimamos por igual: perfil profesional y perfil eclesial; ambos se han de complementar y son necesarios.
¿Desde la Delegación se posibilita una formación permanente para los profesores?
Es uno de los pilares y servicios más importantes que podemos ofrecer a nuestro profesorado. Sin formación permanente, entendida en un sentido amplio, es difícil estar actualizado y así poder atender a lo que la Iglesia y la sociedad necesitan. Nuestros profesores están a la vanguardia de la educación; atendemos tanto los aspectos didácticos y pedagógicos como teológicos y eclesiales.
¿Nos equivocamos si ponemos en paralelo la clase de Religión y la catequesis?
Aunque tengan que ver ambas con la evangelización, que es la misión fundamental de la Iglesia, no se deben confundir. Sí relacionar, vincular y complementar. La catequesis es un proceso de fe que realiza el candidato cuya finalidad es la preparación a un sacramento o la incorporación a la comunidad de una manera convertida y más comprometida, mientras que la enseñanza de la Religión tiene que ver más con un primer anuncio, o un complemento formativo para los que están o hayan estado en catequesis. En la clase de Religión, la gran protagonista es la didáctica, el conocimiento, la cultura, el diálogo fe y ciencia. En la clase de Religión nos encontramos con todo tipo de alumnos y con motivaciones muy diversas… A todos ellos se les muestra el mensaje de Jesús, el Evangelio, la Iglesia y su misión, la moral cristiana, así como las aportaciones que ha realizado el cristianismo a la humanidad o el sentido de la vida que nos propone Jesús para ser feliz. Es una gran oportunidad para el diálogo religioso y social, para el respeto y la inculturación de la propia fe, para la convivencia desde lo distinto y a la vez complementario. En este sentido la fe está diariamente dialogando, interpelando y construyéndose, con la realidad de cada individuo, su cultura, sus costumbres, sus valores. Por ello, la posibilidad que le ofrece la escuela a la Enseñanza de la Religión es de primer orden, no solo por la enseñanza de sus contenidos sino por todo aquello que implica e interpela.
Hablamos entonces de una asignatura crucial para la formación de la persona. No precisamente una ‘maría’.
Aporta sentido a su existencia, aporta conocer y comprender su cultura, su historia propia y común, muchas de sus fiestas y tradiciones. En este sentido, prepara y adentra a la vida. Además, los grandes valores que proclama el cristianismo tienen que ver con la justicia, igualdad, el servicio, la alegría, esperanza, y aporta también diálogo y respeto social e interreligioso.
¿Qué perspectiva hay para la enseñanza de la Religión con el actual proyecto de ley?
Según lo que ha trascendido, se va a devaluar la asignatura de Religión no teniendo alternativa y no contando para la nota media. Si final fuera así, sería un falso servicio a la sociedad en general, a las familias que reconocen año tras año el valor de esta asignatura y, sobre todo, a la propia libertad. Además, no estaría respetando, en el fondo, la propia Constitución ni los acuerdos existentes y consensuados entre el Estado Español y la Santa Sede. Pero lo peor de todo es que se perdería una verdadera educación integral, que abarcara todas las dimensiones del ser humano, pues se mutilaría una de las dimensiones más esenciales, la espiritual y trascendente. Además, con ello insistimos que no se respeta la libertad de la familia ni se satisfacen sus profundas necesidades. En este sentido, el Estado no estaría dando un verdadero servicio, sino más bien imponiendo un modelo se enseñanza sin referencia alguna a lo trascendental.
¿Es posible aún algún tipo de consenso?
Esperemos que sea así. Esperemos que toda la polvareda levantada, como en otras ocasiones, sea propio del momento. Si no fuera así, sería necesario entre todos buscar una solución a largo plazo que respete el derecho de los padres a elegir la educación que quieren para sus hijos. La norma nos la hemos dado todos los españoles en la Constitución, además en Europa -excepto Francia- la Religión se contempla en todos los planes educativos y los Derechos humanos reconoce la Religión como un valor y bien común importantes en el que hay que educar. Estamos convenidos que no sólo perdemos las familias cristianas con estas decisiones, sino que pierde toda la sociedad.