Entrevista a la hna. Luz María Medina, promotora diocesana de la causa de canonización de Marcelo Spínola
El pasado 19 de enero la Iglesia en Sevilla conmemoraba al beato Marcelo Spínola, el Arzobispo mendigo, con el deseo de que sea el último año que se celebre como beato y próximamente lo hagan santo, no en vano, se está estudiando ya en Roma un presunto milagro.
En la diócesis hispalense el alma máter de la causa de canonización de don Marcelo es la hermana Luz María Medina, Esclava Concepcionista del Divino Corazón, congregación fundada por él y por Celia Méndez (declarada recientemente venerable).
En la actualidad las Esclavas están en Sanlúcar la Mayor y en Sevilla, ¿no es así?
Efectivamente, hemos tenido que reducir alguna comunidad, pero seguimos en atendiendo el colegio en Sevilla, además de mantener en marcha una comunidad de formación, y en Sanlúcar tenemos algunas religiosas más jóvenes que viven en la residencia de mayores, a las que cuidan.
Imagino que en sus colegios habrán celebrado de una manera muy importante y con dignidad la fiesta de don Marcelo.
Sí, pero de una forma peculiar. Teníamos previsto ir a la Catedral con los mayores y a la Parroquia de San Lorenzo –de la que fue párroco- con los cursos de Primaria, pero no hemos podido hacer nada de eso a causa de la pandemia. Así que en el colegio hemos estado varios días orando con los niños.
En la educación de Spínola -que vosotras mantenéis- destacan rasgos muy importantes que van calando en los niños y jóvenes: la devoción por el corazón de Jesús, la Eucaristía, el amor a María, el compromiso social con los pobres…
Concretamente en relación al compromiso social, don Marcelo fue el amigo de los pobres y estuvo entregado a ellos. A nosotras nos ha dejado esa inquietud grande y en Sevilla, por ejemplo, hemos organizado un grupo de niños del colegio que están yendo a la parroquia de los Pajaritos a colaborar. Este año también en lugar de traer flores por el día de don Marcelo hemos pedido que traigan alimentos. Y a raíz de aquí se ha iniciado una campaña mensual, cada día 19, en honor del beato, en la que iremos llevando alimentos a las parroquias que lo necesiten.
Actualmente, sabemos que hay una gran cantidad de gente que está sufriendo a raíz de la pandemia y tenemos que seguir el ejemplo de don Marcelo.
Se trata de un personaje que todos queremos que sea santo para que sea más conocido, entre otras cosas por su especial sensibilidad por los medios de comunicación. Hablando, además, de un obispo previo al Concilio resulta aún más meritorio, porque él vivió esa mentalidad anticipadamente.
Totalmente. Marcelo Spínola era especialmente sensible a varios temas y uno de ellos era la influencia de la prensa y los medios de comunicación en la evangelización.
Destacamos ahora las últimas noticias sobre su proceso de canonización. En la diócesis Castrense se abrió la investigación de un milagro que precisamente ocurre a una paisana del beato. ¿En qué momento estamos de la canonización?
Precisamente la instrucción para el milagro acaba de cerrarse en Madrid. Es muy curioso porque el milagro fue a una feligresa de San Fernando, concretamente de la Parroquia castrense donde don Marcelo fue bautizado. La persona a la que le ha hecho el presunto milagro está muy relacionada con las Fuerzas Armadas –como lo estuvo don Marcelo. Además, Dios ha permito que por las circunstancias de la pandemia todo el proceso instructorio del milagro se desarrolle en la Catedral castrense –sede de un obispo de origen sevillano- y providencialmente lo clausure el cardenal de la diócesis de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo.
En este sentido, quiero añadir que todos tenemos muchas ganas y deseos de que se reconozca su santidad y yo personalmente estoy convencida, porque la persona a la que le ha hecho el favor me ha transmitido una serenidad y una seguridad muy grandes. En este sentido tengo una gran esperanza. Sin embargo, esto tiene todavía que ratificarlo y confirmarlo Roma. Por tanto, ahora toca tener paciencia mientras lo estudian allí.
Así que –para terminar- hago desde aquí una llamada para que sigamos pidiendo para que este presunto milagro sea ya el que lo lleve definitivamente a los altares como santo.