Ermita de la Virgen del Espino (El Pedroso)
Por un camino bordeado de eucaliptos llegamos a la ermita de la Virgen del Espino, patrona de El Pedroso, una interesantísima iglesia mudéjar que responde al modelo habitual de la Sierra Norte sevillana, y que llama la atención por su belleza y su sencillez.
La ermita de la Virgen del Espino es una pequeña iglesia mudéjar del siglo XV que presenta una sola nave con arcos transversales que descargan en el exterior en unos macizos contrafuertes y que aparece cubierta por una estructura de madera a dos aguas. Tras el terremoto de Lisboa, acaecido en 1755, la ermita es reformada y ampliada. Es entonces cuando se reconstruye la capilla mayor, que se cubre con una bóveda de media naranja rematada por una linterna; también de este momento es la portada principal que presenta un frontón triangular con una ventana en el tímpano y que se corona por una espadaña barroca.
En el interior encontramos el retablo mayor, que fue contratado con el artista gallego Luis de Baias en 1721 y terminado y colocado un año más tarde, no pudiéndose dorar hasta 1730, trabajo que fue efectuado por Jerónimo Delgado. Está presidido por la Virgen del Espino, Patrona de El Pedroso cuya fiesta se celebra el 8 de septiembre, imagen de candelero para vestir, de autor anónimo, que por su hieratismo podemos presumir de notable antigüedad, si bien fue modificada a finales del XVIII. Su advocación parece derivar de que fue encontrada entre espinos y zarzas. Flanquean a la Virgen sendas esculturas de Santa Bárbara y San Francisco de Asís, obras anónimas de finales del siglo XVII, disponiéndose en el ático del retablo la imagen renacentista del Crucificado, del siglo XVI.
Destaca igualmente la interesante imagen de San Cristóbal que se encuentra en la nave de la ermita, de mediados del siglo XVII, cuyo autor desconocido tuvo como modelo la imagen de este santo de Martínez Montañés que se encuentra en la Iglesia Colegial del Salvador en Sevilla, así como un cuadro de grandes dimensiones que representa a la Virgen titular, obra del pintor Juan Bautista Olivos, de 1889.
Una pieza importante y singular se encuentra en las inmediaciones de la ermita: se trata de la Cruz del Humilladero, que puede fecharse en la primera mitad del siglo XVI, entre 1530-1540, y que el profesor Hernández Díaz relacionaba con los canteros que realizaron la fachada plateresca del Ayuntamiento de Sevilla. El crucero se alza sobre cinco gradas y presenta un fuste de balaustre con capitel decorado con grutescos y guirnaldas vegetales. La cruz presenta un Crucificado en un lado y en el otro, la imagen de la Piedad con Cristo muerto en su regazo.
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