Archidiócesis de Sevilla

A la edad de 91 años fallecía el pasado 12 de junio el sacerdote diocesano Andrés Gómez Coronilla.

Natural de Los Molares (Sevilla), fue ordenado en el año 1955. En sus más de sesenta años al servicio de la Iglesia diocesana, Andrés Gómez fue primero vicario parroquial de Nuestra Señora de los Dolores, de Sevilla. El año 1961 fue nombrado cura encargado de la Parroquia Blanca Paloma, y vicario parroquial de Nuestra Señora de la Candelaria, ambas en la capital andaluza. Pero éste fue un destino provisional, ya que a partir del año siguiente se puso al frente de la Parroquia de la Purísima Concepción, de Brenes, de la que fue párroco durante más de veinte años. Finalmente, durante su última etapa ministerial, estuvo adscrito al templo carmonense de Santa María. Además, se encargó de la Parroquia de Santa Marta, en Los Molares.

El sacerdote diocesano fue un hombre querido y respetado, especialmente en su pueblo natal. No en vano, en el año 2012 el Pleno de este Ayuntamiento acordó rotular una calle con el nombre ‘Reverendos Andrés y José Antonio Gómez Coronilla’ (ambos hermanos, sacerdotes diocesanos), a petición de la Hermandad de Santa Marta de la citada localidad, en señal de gratitud por la labor que realizaron por la parroquia y su patrimonio cultural durante muchos años, así como por su dedicación al servicio de los demás.

Por su parte, la Agrupación parroquial Sacramental de Santa Marta de Los Molares ha querido ofrecer su propio homenaje publicando una carta al sacerdote. En ésta recuerdan cómo d. Andrés fue un «grandísimo defensor y devoto de la Patrona de su pueblo, Santa Marta, quien la ha llevado con orgullo y pasión allí donde su ministerio sacerdotal lo ha enviado». También destacan su labor benefactora para con Santa Marta y la Parroquia, que junto a su hermano, «se ha visto embellecida tanto artística como arquitectónicamente». En esta línea, señalan la traída del retablo mayor, procedente del antiguo Hospital de las cinco llagas de Sevilla y la reliquia de Santa Marta llegada desde Roma. La Agrupación finaliza su carta expresando el pésame a toda su familia, amigos y allegados.

Desde estas líneas, la Iglesia en Sevilla agradece su tiempo y su trabajo, y encomienda su alma al Padre, para que le conceda el eterno descanso gozando en su presencia.