Festividad de la Merced, patrona de las Instituciones Penitenciarias
La Delegación Diocesana de Pastoral Penitenciaria celebrará la fiesta de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las Instituciones Penitenciaria, con distintas actividades dentro y fuera de las prisiones.
El viernes 20 de septiembre a las diez de la mañana, el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, presidirá la Eucaristía en la Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. A la misa asistirán miembros de Instituciones Penitenciarias, responsables de distintos estamentos, asociaciones que colaboran con las personas privadas de libertad y voluntarios de la Pastoral Penitenciaria. La animación musical estará a cargo de la Coral San Felipe Neri.
A continuación, habrá una recepción institucional en el Centro Social Polivalente Hogar Virgen de los Reyes ubicado en la calle Fray Isidoro de Sevilla, 1.
El mismo viernes, a las cinco de la tarde, se celebrará una Eucaristía en el Centro Penitenciario Sevilla II – Morón de la Frontera y el sábado 21, a las diez de la mañana, en el Centro Penitenciario Sevilla I (Unidades de Cumplimientos y Mixto).
Hospital Psiquiátrico Penitenciario
Para los residentes del Hospital Psiquiátrico Penitenciario y del Centro de Inserción Social “Luis de Asúa” y Unidad de Madres se organizará una actuación musical a cargo del Grupo Sones de Andalucía.
Humanizando la esperanza del afligido
Quijada considera que “es un momento idóneo para animar a nuestras comunidades parroquiales, religiosas, hermandades y asociaciones a conocer esta porción del pueblo de Dios que está en los Centros Penitenciarios, a orar por ellos, a ayudarlos en lo que podamos y a recibirlos con los brazos abiertos una vez concluya el cumplimiento de su pena”.
En esta línea, recuerda que “uno de los objetivos prioritarios de la Pastoral Penitenciaria es precisamente la evangelización y la humanización de las cárceles. Ambas van de mano porque la humanización no debe ser una simple mejora de las condiciones físicas y materiales de estos hermanos que cumplen condena, sino también y, sobre todo, ayudarles a descubrir un horizonte lleno de esperanza, porque Cristo rompe nuestras cadenas y nos devuelve la dignidad de hijos de Dios, por encima de cualquier sombra del pasado”.
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