Geopolítica de las obras de Misericordia: enseñar al que no sabe
Enseñar al que no sabe constituye una obra de Misericordia espiritual de la Iglesia Católica. Es bueno que recordemos cada día las obras de Misericordia son acciones de amor mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales, y que las podemos realizar en nuestra vida diaria. Mi planteamiento aquí es llevar la obras de Misericordia a nivel geopolítico a diferentes escalas y con ello podríamos transformar el mundo con el saber del Evangelio, su enseñanza es infinita.
El papa Francisco ha dado una muestra de valentía y de gran amor a la humanidad, de fraternidad y concordia, en su reciente viaje a Egipto, donde nos ha enseñado muchas cosas. Jesús enseñaba de forma continua a personas y grupos, su vida fue un camino de enseñanza y comunicación. Enseñar significa comunicar conocimientos, ideas, experiencias, habilidades o hábitos a una persona que no los tiene. El conocimiento es la facultad del ser humano para comprender por medio de la razón la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas. El conocimiento es muy importante, porque nos hace libres. El conocimiento de nuestra realidad, transmitido desde los que saben, unido a la profundidad del Evangelio, constituyen una sinergia transformadora.
El papa Francisco nos habla de forma continuada de que hay que salir a las periferias, incluidas las periferias de la ignorancia. Las personas comprometidas deben ser voces en el silencio de postverdades que oscurecen la realidad y confunden con interpretaciones intencionadas para favorecer a determinados grupos de poder. La técnica de la postverdad transforma la opinión pública en un mar de mentiras donde navegan a la deriva intelectual los ciudadanos, que ya no tienen de dónde aferrarse ni saben a quién creer ni qué creer, ahogando a la persona en un mar de relativismos.
Como cristianos tenemos el compromiso que nos indicó Jesús: enseñar al que no sabe.
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