Grupo de Mayores de la Parroquia Santa María de la Cabeza “un espacio para el encuentro y la solidaridad”
El Grupo de Mayores de la Parroquia Santa María de la Cabeza, de Sevilla, está integrado por 62 personas de la comunidad parroquial. Su párroco, Francisco Javier Ojeda, explica que esta iniciativa surgió tras la pandemia del Covid, “donde detectamos que la feligresía descubría la importancia de la dirección espiritual y acudía a la parroquia para sentirse escuchada, orientada y querida. Muchas de estas personas eran mayores”.
De esta forma nació el Grupo Santa Marta, “orientado especialmente a participar en los temas concernientes al cuidado del templo y asuntos de sacristía, con la idea de que todos sintieran la parroquia como propia y tuvieran capacidad y confianza para decidir en estos asuntos”. Igualmente se organizó un coro, “pero no al uso”, advierte el párroco. “Cada semana nos venimos reuniendo un grupo de personas para aprender canciones que luego cantamos con toda la asamblea”.
“Estos dos grupos- añade Ojeda- son el origen del Grupo de Mayores Santa María de la Cabeza, llamado el Consejo de Sabios, porque las personas mayores son quienes más saben de la vida. Este grupo, orientado especialmente a los mayores y más necesitados termina de tomar cuerpo con la ayuda del Proyecto para Mayores de Cáritas Diocesana de Sevilla”.
El Grupo de Mayores de la Parroquia Santa María de la Cabeza está abierto a todas aquellas personas “necesitadas de recibir o dar cariño y afecto, compañía, empatía. Se ha creado un espacio físico y afectivo donde el encuentro y la solidaridad, el compartir y el cuidado de quien tienes al lado se ha convertido en algo esencial para voluntarios y participantes”.
Sus miembros se reúnen los jueves a las once de la mañana y, tras la acogida, desarrollan distintas actividades relacionadas con manualidades, conferencias, visitas a conventos y monumentos, entre otras.
“Un entrañable abrazo es la condición para comenzar la jornada. Como párroco doy gracias a Dios por tanto bien como nos está haciendo a todos esta actividad y especialmente por los voluntarios parroquiales y de los proyectos de Cáritas Diocesana. A nuestro alrededor hay muchos pobres de Dios, unos por economía, otros por su soledad, otros por la enfermedad, otros porque nadie los escucha o da un abrazo. Bendito sea Dios”.